• Desconfianza

72 14 0
                                    

No sé si a todos les llegó la actualización del capítulo anterior, llamado "Amenaza", por lo que les recomiendo que vayan a revisarlo y luego regresen a leer este.

__________________________________________

Mayte y Fernanda se quedaron un rato más con Isabel, esperando a que despierte. El ambiente en la habitación era silencioso, interrumpido solo por el ocasional pitido de los monitores. Mayte se sentó junto a la cama de su hermana, con una sonrisa cansada. Con un gesto casi instintivo, comenzó a acariciar suavemente el cabello de Isabel, sus dedos deslizándose con delicadeza por cada mechón. Sus ojos estaban enrojecidos por el llanto, las lágrimas recientes aún secas en sus mejillas.

Fernanda, sentada en un sillón cercano, observaba la escena con una mezcla de amor y preocupación. A pesar de su deseo de ofrecer apoyo, se mantenía en silencio, comprendiendo que en momentos como este, las palabras eran insuficientes.

Mayte se inclinó hacia Isabel y le dejó un suave beso en la frente. Luego, con un suspiro, se volvió hacia Fernanda.

"Voy a salir, amor. Tengo que buscar una respuesta lógica a lo que nos dijo el doctor," dijo acercándose a ella.

"Yo te acompaño, mi vida," respondió Fernanda, tomando su bolso y comenzando a levantarse.

"No, amor. Quédate con Isa por si despierta. Yo iré a hablar con Ricardo. Necesito que me dé toda la información sobre el accidente".

Fernanda hizo una mueca de desagrado e incomodidad, apretando sus labios en una línea fina. Mayte, consciente de los celos de su esposa, rió suavemente y se inclinó hacia ella, tomando su rostro con ternura, y e plantó un beso suave en los labios.

"No seas tan celosa, mi negrita preciosa. La única que me encanta eres tú", susurró Mayte, con una pequeña sonrisa.

Fernanda sonrió también, aunque la incomodidad seguía reflejada en su rostro. Mayte se apartó de ella, y le lanzó una última mirada a Isabel antes de salir de la habitación, caminando con pasos rápidos por los pasillos del hospital.

Llegó al estacionamiento y subió a su auto con la mente ocupada en la información que necesitaba. Al llegar a la estación, se bajó del auto con rapidez y se dirigió hacia la oficina de Ricardo, su urgencia y determinación marcando cada paso.

Entró sin tocar, como siempre lo hacía, y la puerta se abrió con un chirrido que atrajo la atención de Ricardo. Al levantar la mirada y verla, una sonrisa se dibujó en su rostro, una expresión que Mayte encontró más irritante que reconfortante en ese momento.

"Mayte. ¿Qué te trae por aquí? ¿Vienes a divertirte conmigo?", preguntó Ricardo, su tono coqueto contrastando con la seriedad de la situación.

Mayte caminó hacia él y rodó los ojos, claramente sin paciencia para sus comentarios.

"Déjate de estupideces, Ricardo. Isabel tuvo un accidente en su coche. Me imagino que ya debes estar al tanto".

Ricardo se levantó su silla, borrando la sonrisa de su rostro. Su postura se volvió más seria mientras se cruzaba de brazos y se apoyaba contra su escritorio.

"Sí, estoy al tanto del accidente. ¿Cómo está Isabel?", preguntó con una leve preocupación.

"Está en el hospital, bajo observación. Necesito que averigües todo sobre ese accidente. Cada detalle", pidió Mayte, su voz firme pero cargada de ansiedad.

"Por supuesto, Mayte, yo me encargo de averiguar todo. No te preocupes", dijo con una sonrisa suave.

"Necesito otro favor. Hay una persona que quiere jodernos la vida y necesito saber quién es", agregó Mayte, sin dejar su firmeza a un lado.

La caja de Pandora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora