Una semana, había pasado solo una maldita semana y lo único que yo había cumplido de la lista de Diego era comer algo que nunca hubiera probado antes, Shakshuka. Y eso porque Amaris y David nos habían invitado a su casa a desayunar.
Una semana y aún no me animaba a responder elúltimo mensaje de esa chica, probablementeborracha. Cada noche me sorprendía repasando esa última conversación:
Desconocido: Y tú ¿no quieres una aventura?
Yo: ¿Una aventura?
Desconocido: Sí. Estoy aburrida y sola y...
Yo: ¿Hablas de una noche?
No soy idiota. Claro que sabía a qué se refería.
Desconocido: Una noche, una hora, qué más da.
Lo admito, estuve tentado a hacerlo. Una locura,¿cierto? Por ¿suerte?... hacer una locura no estaba en la lista de Diego ni en lamía. Lo que resultó frustrante para Inari que no había dejado de tratar deconvencerme para que saliera con su amiga la rubia, la que me presentó en su cumpleaños.
Yo: No estoy interesado.
Desconocido: Si lo que te preocupa es mi apariencia, de una vez te digo que soy guapa.
No sé por qué le creí. Bien podría ser un tipofriki, obeso y pervertido como los que salen en los programas de asesinos. Y,suponiendo que en realidad fuera una chica, honestamente, no me importaba si era guapa o no. Me gustó que sedescribiera de esa forma a sí misma.
Yo: Mi exnovia también lo era y...
¿Por qué sacaba a Alina al tema? Probablemente a ella no le interesarían mis gustos, esta chica solo quería sexo. Sin pedir permiso, la imagen de Tori, la ParisTapatía, apareció en mi cabeza. Sin ni siquiera conocerla, estaba convencido deque ella nunca tendría la necesidad de mandar este tipo de mensajes. Y de ser así... ¿iría? ¿Sería diferente mi respuesta?
Desconocido: Oh, lo siento. Lamento tu pérdida.
¿Pérdida? ¿Creía que estaba muerta? Pensé en corregirla, Alina no estaba muerta. Empecé a teclear la explicación. Me detuve en el último minuto y borré todo el mensaje.
No tenía por qué aclararle nada. Más bien debería sugerirle que se bajara Tinder, Bumble o una de esas aplicaciones que Inari insistía en descargar en mi teléfono. Volví a borrar el mensaje. Esta chica, quien quiera que fuera, nonecesitaba mis consejos. Y yo no necesitaba involucrarme en cosas que no me importaban.Yo: Sí, como sea, el punto es que no busco aventuras de una noche. Pero suerte.
Desconocido: ¿Qué buscas entonces?
Y hasta ahí llegaron los mensajes.
Había escrito "enamorarme" una y otra vez, pero siempre terminé por borrarlo.
Los días siguieron y ella no volvió a escribir. Podría apostar que se despertó a la mañana siguiente con resaca y al darse cuenta de la conversación la borró y pasó página.
Sí, eso debió de ser.Maité llegó corriendo con las mejillas sonrojadas, disculpándose a gritos por llegar tarde. Amaris se asomó de la cocina y le aventó el delantal con una sonrisa, de esas que irradian paz y tranquilizan.
AVA apenas tenía tres mesas ocupadas y aun así ella creía que la iban a despedir. Me resultó gracioso porque David no parecía de esos jefes. Minutos después se acercó a la barra, mientras se recogía el cabello en una coleta, me sonrió con el pedido que le acababan de hacer.
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Número equivocado
RomanceCuando Victoria Ferrer, la influencer con un pasado escandaloso, y Sebastián Ruiz, un hombre en busca de redención, se encuentran por accidente, sus vidas se entrelazan en un giro del destino. Ella, conocida como #ParisTapatia, guarda un corazón pr...