Las convulsiones de mi pecho al fin estaban perdiendo terreno en el campo de la batalla que se libraba en mi interior. ¿Cómo pude ser tan estúpida para equivocarme de número?
—Gracias, papá —mascullé—. Otro error que cometo por tu culpa.
Mis dedos seguían aferrados al teléfono, en tanto que mi cabeza se esforzaba en poner orden. En entender la cadena de eventos desafortunados que me llevaron a este punto. Un punto de no retorno que cambiaría mi vida para siempre, aunque claro, eso yo no lo sabía, no en ese momento.
Se suponía que esa noche sería divertida, el aniversario de B&B prometía una fiesta legendaria que estaría en boca de todos por un largo tiempo. Tanto así, que cuando recibí mi invitación vip y Pablo dijo que no podría acompañarme porque tenía un viaje de trabajo, no me importó. Nada ni nadie me impediría formar parte de la fiesta, iría sola y saldría... ¿sola?
Llevaba una semana esforzándome por cumplir la promesa que le hice a Gertrudis. Limitando mis salidas al mínimo para no caer de nuevo en el peor de mis vicios: coquetear. Porque hacerlo implicaba acabar con alguien metido en mi departamento y entre mis piernas.
La fiesta de esta noche era mi prueba de rehabilitación. Deseaba demostrarme a mí misma que podía dejar de acostarme con cualquier chico que quisiera. Que podía cambiar, que era más que la Paris Tapatía que todos conocían. Si soy honesta, no fallé. De haberlo hecho no estaría ahora aquí, parada a media calle, congelándome por la brisa nocturna con un vestido negro precioso y demasiado corto.
Mis ojos se desviaron hacia la avenida, buscando al culpable de mi estado emocional, el responsable de todas mis equivocaciones, mi papá. Una risa forzada salió de mi garganta, claro que no vendría tras de mí, no si estaba con ella. Una nueva oleada de lágrimas se apoderó de mis ojos, dejándome una amarga pregunta en la punta de la lengua que no me atreví a pronunciar en voz alta: ¿fui demasiado lejos?
Sí. No. Puede ser.
El sonido de unos pasos provenientes del lado contrario a la avenida reclamó mi atención. Se detuvo a no más de tres metros, era alto, de complexión atlética o eso pensé al percatarme de sus anchos hombros. Mis instintos se sacudieron poniéndome alerta, me replegué contra la pared tratando de pasar inadvertida bajo la protección de una sombra proyectada por el edificio de enfrente.
¿Qué demonios estaba haciendo? ¿Por qué esperaba a un perfecto desconocido que bien podría ser un secuestrador? Ah, sí, porque me equivoqué de número. Había intentado llamar a Bea, era preferible hablar con ella que después de enamorarse y largarse a Canadá dejó de ser la tía irresponsable y se convirtió en mi voz de la razón. Una menos agresiva que Gertrudis. Solo que no contaba con pulsar el nombre de arriba, el que había guardado como "Aventura".
—¿Sigues ahí? —susurró una voz ¿o fueron dos? Al menos una de ellas provenía de mi celular.
Disimuladamente, observé al extraño que acababa de llegar, su mano estaba pegada en su oído sosteniendo el teléfono. Giraba su cuerpo de un lado al otro... estaba buscándome.
Colgué.
Él se dio cuenta de inmediato, sus ojos se quedaron fijos en la pantalla por un par de segundos. Cuando levantó la vista, observó en mi dirección. Mi estómago se contrajo, fue como quedar suspendida en el espacio/tiempo. Entré en piloto automático, me despegué de la pared, saliendo del refugio de la sombra y di un par de pasos en su dirección.
—Viniste. —No reconocí la voz que provenía de mi garganta.
El chico dio otro par de pasos, tenía la sorpresa instalada entre ceja y ceja. Sus ojos se clavaron en los míos, no en mis piernas, no en el escote, en MIS OJOS. Aparte de Pablo, no creía que fuera posible que alguien pudiera hacer eso. Y entonces me arrojé a sus brazos.
![](https://img.wattpad.com/cover/373130077-288-k784970.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Número equivocado
RomanceCuando Victoria Ferrer, la influencer con un pasado escandaloso, y Sebastián Ruiz, un hombre en busca de redención, se encuentran por accidente, sus vidas se entrelazan en un giro del destino. Ella, conocida como #ParisTapatia, guarda un corazón pr...