Capitulo 17

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Cara a cara con el diablo

Kary:

Las extremidades me pesan, la cabeza parece que me fuera a estallar, aun así me niego a abrir los ojos. Hace media hora que desperté, pero cuando veo que esto no era ni el convento ni el asqueroso laboratorio, me negué a volver a abrir los ojos. No podía ser, no podía estar en dónde creo que estoy. Lentamente, intenté abrir los ojos una vez más, y no había sido un sueño o una mala pesadilla. Estaba entre las paredes de una de las mansiones demoniacas.

No tenía pruebas, pero tampoco dudas. Hace mucho, nos enseñaron a sentir las auras de personas, animales, lugares, y otras cosas. El aura de este lugar es perverso, incluso el aire es medio tóxico para un humano. Me cuesta estabilizar mi respiración de vez en cuando.

Los recuerdos de lo que pasó en el bosque me chocan como un golpe bajo en el estómago, la imagen del duque muerto a mi lado es suficiente como para ponerme los pelos de punta, ese pobre hombre murió por mi culpa, al igual que los que intentaron protegerme, para nada, ya de todos modos no pude escapar.

—Buenas tardes. —la voz que escucho detrás de mí me congela por completo.

Puedo sentir los pasos que se acercan, hasta que lo tengo frente a mí. Mantengo la cabeza abajo porque no quiero mirar, no quiero ver lo inevitable, lo que ya sabía que iba a pasar, llevarme con él.

—Oh… Tan pronto se te fue el coraje de la noche en el convento. —me toma de la barbilla y me obliga a encontrarme con sus ojos, el oro en su mirada me eriza la piel.

Todavía tengo los recuerdos y la sensación de tenerlo en mi interior, como aquellos ojos me miraban con lujuria, trago en seco, le tengo miedo a lo que es capaz de hacer, y al mismo tiempo no.

Llevaba solo una toalla alrededor de la cintura y el cabello mojado sobre la frente, todavía había algunas gotas rodando por su piel morena, tragué saliva viendo aquel que me hizo pecar una vez y por su mirada tenía intención de hacerlo otra vez.

__¿Qué quieres de mí? —intento hacerme la fuerte.

—A ti. —dijo sin ninguna pena, pero tampoco de forma romántica, fue más bien de forma posesiva, y comparado con la noche del convento, hoy no está muy contento.

Me suelta y se aleja mientras busca en el closet y empieza a ponerse la ropa. ¿No le importa que yo lo vea o qué? Evito mirar, ya que siento las mejillas arder ligeramente.

Está de espalda, pero la silueta de ese trozo de carne entre sus piernas no pasa desapercibida. Tengo que mirar la habitación y tragar mucha saliva. Aún no me cabe en la cabeza que esa cosa estuvo dentro de mí por completo.

Sacudo mentalmente la cabeza para no seguir pensando estupideces, y una vez termina se vuelve a acercar a mí.

Se había puesto unos pantalones negros y una camisa blanca con algunos botones sueltos, que resaltaba bien su piel morena y su musculosa figura.

Una vez frente a la cama se cruza de brazos.

—Arriba. —suena más como una orden que una petición, no hago caso, estoy tan enojada, asustada y ansiosa que mi propio cuerpo no sabe cómo debe actuar.

Me sigue mirando esperando que lo haga, pero sigo igual, se quita los brazos del pecho y luego me mira antes de suspirar. Toma mis piernas y me jala hacia él, dejándome en el borde de la cama sentada y con las piernas abiertas. Dejo mis manos a cada lado de mis costados, atónita por la acción. El demonio frente a mí entra entre mis piernas y acerca su rostro al mío, dejando cada mano al lado de las mías.

REDENCIÓN OSCURA (1# Trilogía Lazos Oscuros) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora