Capitulo 26

12 2 0
                                    

Perdidas.

Kira:

Los días estaban pasado y yo sentía que el luto había pasado demaciado rápido, puede parecer estúpido que me sienta mal por la muerte de alguien que intento matarme, pero mientras más recuerdo la mirada en sus ojos, noto el desespero en ellos, como mujer conozco muy bien ese sentimiento, y quizás si la vida nos hubiera dado mas tiempo yo misma le hubiera ofrecido parte de mi sangre, aunque no la iba a necesitar, pues ella ya estaba embarazada, aunque nunca lo sabria...

•••

Me mantenía escribiendo una carta para las monjas, era la primera vez que escribía una para ellas ya que tenía miedo de que no llegaran, pero se que si es Raum quien las entrega todo estará bien.

Suspiré pesadamente dejando el bolígrafo a un lado. Es verdad... Si algun demonio pisará el convento el padre y la madre superior lo sabrían, mire por la ventana, seguía lloviendo, hace días que la lluvia no paraba.

Las puertas se abren, me pongo de pie cuando veo Azael entrar. Últimamente la corte no se reúne muy a menudo y viene más seguido hacia mi, no sé si deberia sentirme bien o mal, por un lado estoy más protegida, y por otro no se si el es peor que los demas.

Pero si de algo estoy segura es, que me quiere, al menos un poco, lo que me da un poco de poder sobre el, poder que voy a utilizar.

—Azael... —camino hacia el que estaba quitandose la camisa, como siempre tiene la cara de querer matar a alguien.

—Mm... —no me responde, que raro, debe de estar de mal humor, que sorpresa.

Pongo ambas manos en su pecho, mi mirada sube buscando la suya, la encuentro pero está bastante serio, termina con la camisa y la tira a una silla.

—No.

—Ni siquiera te he pedido nada todavía.

—Pero se que lo harás así como también se que me hará enojar. —me alejo algo indignada.

—Quiero llevar una carta.

—Tienes como cuatros tropas demoníacas para hacer eso. —se sienta en la cama mientras se pasa las manos por el cabello para luego empezar a quitarse los zapatos.

—Pero quiero hacerlo yo, hace mucho que no salgo de aquí.

—Dije que no. —me muerdo el labio tratando de no maldecir, suspiro de espacio y me acerco hacia el, no me mira solo termina de quitarse los zapatos.

Trago saliva tratando de atraer el valor que necesito para lo que voy hacer. Me acerco quedando frente a el, tomo su barbilla para que me mire, recorre mi cuerpo desde los pies hasta por fin llegar a mi rostro clavando su mirada en la mia.

—Eso no va a...

—Shh... —me subo a horcajadas sobre el mientras mis palmas descansan en sus mejillas.

No duda al momento de tomar mi cintura para atraerme más a el, busca mis labios pero lo aparto.

—¿Puedo ir? —la forma en la que sus manos baja desde mi cintura a mi tracero me deja un poco temblorosa, suspiro tratando de verme firme, pero la lujuria de su mirada no me ayuda.

—No juegues conmigo, monjita. —rodeo su cuello con mis brazos para atraerlo más hacia mi, rozo nuestras narices pero aun no le permito besarme.

REDENCIÓN OSCURA (1# Trilogía Lazos Oscuros) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora