REDENCIÓN OSCURA (1# Trilogía Lazos Oscuros)

Capitulo 30

En todas las formas de amar.

Kira:

Habían pasado tres días desde el fallecimiento del rey de los demonios, el luto habia pasado demaciado rápido para la familia Harcourt, ya que el tema principal justo ahora es sobre el nuevo sucesor al trono. Pero aunque no lo parezca, siento que los hijos del difunto rey si la están pasando mal con su perdida aunque no lo quieran admitir.

Andras y Zargan no han dicho mucho del tema, en cuanto Morax, Azael y Naamah, han comunicado una reunión para dar a conocer los supuestos motivos por la muerte del rey, obviamente no se informo sobre el veneno, ya que se podría alarmar a los demonios y eso no les conviene a los Harcourt en este tipo de situaciones tan graves.

Miro a Raum a mi lado. está distraído, últimamente siempre está así, también he notado las marcas recientes que trae en la piel de vez en cuando, tengo la pequeña teoria de que tiene a alguien pero eso es solo suposiciones.

Levanto mi vista al cielo, a diferencia de otros días, está un poco más despejado hoy, el jardín es uno no muy colorido pero comparados a otros días se ve mejor.

—Raum. —voltea a verme cuando lo llamo.

—¿Tu que opinas sobre toda esta situación? —mantiene su expresión en blanco, cosa rara, suele ser alguien agradable cuando sale conmigo.

—No tengo derecho a opinar de ese tema del rey. —murmura.

—Ademas... Ya todo parece arreglado, un nuevo sucesor gobernará y todos los hijos de su majestad se deben casar lo antes posible. Todo está resuelto. —lo miro con los ojos bien abiertos.

—¿Casarse? —su expresión no cambia, pero su lenguaje corporal me dice que no está cómodo con el tema.

—Sí... Todos están en eso, menos el mayor claro, aún es viudo y tiene esa excusa para no casarse pronto. —mira hacia otro lado.

—Hasta la más pequeña de los hijos del rey pretende casarse pronto... —lo miro cuando menciona a la hermana de Azael y, ahora lo entiendo todo. Suspiro con pesadez y dejo mi mano en su hombro.

—Lo siento... —asiente sin ánimos pero se esfuerza a sonreír.

—No hay nada que lamentar, ella es una princesa y yo un soldado que subió de rango gracias al señor Azael. —se pasa las manos por el pelo.

—Es su deber y debe cumplirlo, pero de lo único que si me arrepiento es de no ser lo suficientemente bueno para ella.

—No digas eso, Raum... —sus palabras hacen encoger mi corazón, de todos los demonios que he visto, es el único que puedo decir que no tiene mal corazón.

—Deberia usted volver con el señor Azael. Aunque lo vea distante como siempre, seguramente no está bien. —asiento en silencio, notando como a cambiado el tema.

—Lo se... Pero no lo he visto casi nada en estos tres días, llega y se desaparece como si nada. —el me mira y luego sube un poco los ojos como si estuviera intentado recordar algo.

—Seguramente está en su rincón. —levanto un ceja sin entender.

—¿En su rincón?