Capitulo 2

45 9 0
                                    

Kira Elizabeth Benedetti.

Kary:

La madre habla con calma y delicadeza en sus palabras, el tema es sobre la pureza y el amor que Dios nos otorga, pero como si ni siquiera fuera de este mundo mi mente viajaba hasta él pateó, viendo los pequeños remolinos de viento arrastrar las hojas, él viendo entro por la ventana rozando mis mejillas como un cálido beso de primavera, el hermoso cielo azul relucía con sus blancas nube como adorno, un cuadro natural el cual es la vista perfecta para un soñador.

-Kary. -mi mirada va inmediatamente hacia la madre superior en frente de mi escritorio, llevándome las miradas de todas mis compañeras.

-¿Puede decirnos cuál dije que es la mejor cara de la bondad? -mi mente estaba en blanco, me acomodé en mi asiento incómoda mientras bajaba la mirada.

-No, lo siento, no estaba prestando atención. -respondí con honestidad.

-Si tanto le interesa el exterior, puede salir a barrer el jardín más tarde, hermana Bennett. -las miradas de las demás mujeres siguen puestas en mí, suspiré avergonzada mientras mis mejillas tomaban color.

-Lo siento, Madre, prestaré más atención. -ella asintió complacida mientras vuelve al frente de la clase.

Después de las clases fui enviada a orar junto con las demás hermanas, yo siempre era la que me quedaba por más tiempo, y al mismo tiempo, era la que menos oraba, pero sabía que si salía de primera la gran madre me regañara, suspiré para mis adentros; creo en Dios, pero no a tal punto de volverme una monja, simplemente no es lo mío. Me arrebataron de los brazos de mis padres cuando tan solo era una niña de seis años. Soy sangre R-T, por lo tanto, se supone que sería llevada para ser "protegida" por los del gobierno.

Las personas RT son como droga para los demonios, desde el inicio de su era, devoran y se cubren con la sangre de los humanos, pero a medida que pasaban los años las cosas cambiaron, y solo querían a los humanos con cierta sangre, la cual era la más adictiva para ellos.

Los demonios son monstruos sin piedad, y si no se les da lo que quieren, ellos vienen a buscarlo. Yo nunca he visto uno, o al menos no lo recuerdo, ya que el único demonio frente a mí fue hace mucho tiempo.

Mis padres e hermanos fueron asesinados después de eso, yo fui enjaulada junto a más niños, hombres y mujeres, todo era más que claro, cada día se llevaban a uno nuevo, morimos uno por uno y no podíamos hacer nada, el día que me tocó a mí ser la carnada, sabía que moriría, que ellos no serían lo suficientemente rápidos para poder llegar a mi antes que los demonios, pero por alguna razón, sobreviví, ante aquel ser frente a mi, un demonio, era joven, o al menos eso creo, realmente no importa lo que pasó, lo único que se es que pude escapar y gracias a Dios fui encontrada por el padre Simón, quien sin saber mi condición, me llevo y me trajo a la iglesia como voluntaria para ser monja.

No me quejo ya que no puedo ser mala agradecida, pero no nací para la religión.

Después de las oraciones pasamos hacer algunos labores en la iglesia, a mí me tocaba barrer el jardín, órdenes de la madre religiosa por cómo me distraje en la clase, suspire pesadamente, actualmente tenía veinte y dos años, pero aún había mucho sin saber de este mundo, no conozco nada más que lo bueno, los valores de la iglesia, vivo en un mundo llenos de caos, pero estamos tan cerradas aquí que no nos damos cuenta.

-¡Hermana, hermana! -la voz de una de las monjas me saca de mis pensamientos.

Era Vanessa, una pelirroja de cabello corto, era hermosa y la más inocente entre nosotras, era más alta que yo, aunque ella solo media 1.70, lo que pasa es que yo soy de 1.68, tenía un corazón de oro, y me habla de ves en cuando.

REDENCIÓN OSCURA (1# Trilogía Lazos Oscuros) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora