Capitulo 25

23 4 0
                                    

Palabras no dichas

Andras:

Siempre supe que me había casado con una mujer de mente débil, una que se guiaba por sus sentimientos y no por su deber, pero no pensé que fuera tan estúpida como para quitarse la vida ella misma. Todo el reino está un caos y los demonios quieren saber que pasará conmigo y si esto afectará mi posición para heredar el trono.

Me lleno los pulmones de nicotina antes de sacarlo todo. Visha no era una mala esposa, y no voy a negar que en su momento llegué a quererla, aunque nunca se lo demostré, pero el hecho de que nunca pudiera darme un hijo me tenia molesto con ella todo el tiempo, en su momento también pensé que el problema pude ser yo, pero cuando tube un hijo con una de mis amantes entendí que no.

El niño solo tiene dos años, pensaba hablarlo con mi padre pero el maldito de Azael se me adelantó, dejándome al ridículo delante de toda la corte y miles de demonios. Ese infeliz, es una deshonra para nuestra familia, Gremory no se atreve a hacerle nada simplemente por ser el elegido por la bestia.

Le doy otra calada a mi cigarrillo, mientras espero pacientemente a qué traigan los resultados del cuerpo de quién era mi mujer. Cómo si me hubiera leído la mente, el especialista salió quitandose la mascarilla y los guantes de las manos.

—Señor Harcourt.

—Evité los rodeos y dígame de que a muerto. —el médico saca unos resultados y se aclara la garganta para proceder hablar.

—Su esposa murió de en venenamiento que al parecer ella misma tomo, no estaba ligado con una comida ni nada, se lo tomo puro, lo que provoco que sus órganos se empezaran a derretir por dentro, el veneno la mato en dos minutos y medio después de a verlo tomado. —doy otra calada a mi cigarro.

—¿Y por qué murió con veneno? Su cuerpo devia de ser lo suficiente resistente a esas sustancias. —el doctor se mueve incómodo mientras suspira.

—Este veneno no es como cualquier otro señor, este es mucho más fuerte, uno que ni yo como científico conocía, sin embargo, la causa de la muerte no solo a sido la potencia del veneno, el cuerpo de la señora cambios drásticamente por el periódico de gestación.

Mi cuerpo se congelo al escuchar eso, me quito el cigarro de la boca y miro al médico con el ceño fruncido.

—¿Como que gestación...? La prueba de embarazo dió negativo.

—Algunas de esas cosas no funcionan del todo bien, lo más seguro es que ese hubiera estado dañada, la señora tenia tres semanas de gestación, su cuerpo estaba cambiando lo que la hizo más debil al veneno.

No puedo creer lo que estoy escuchando, no me muevo, no respiro, mi cuerpo está aturdido por todo lo que está pasando. Puedo apostar mis dos ojos a que Visha no lo sabía, si no nunca se hubiera quitado la vida.

Maldita sea... Siento como se me paraliza el cuerpo, si tan solo ella...

—Entiendo... —le doy la espalda al especialista, esto es demaciado para digerir, no debería ser un problema para un demonio como yo, pero ese maldito sentimiento en el pecho empieza a doler un poco, no lo suficiente para matarme, pero si lo suficiente para desesperarme...

• • •

El funeral se dió a cabo al día siguiente por la mañana, la familia de Visha era en grandes cantidades, la mayoría de demonios aquí eran de los suyos. Mi padre ni se molestó en venir, en cambio, mando a mi madre he hermanos. Nadie de nosotros lloraba, todos estábamos serios a excepción de los padres de mi esposa que estaban destrozados.

Mire el ataúd negro frente a mi, todos siempre solían ser del mismo color, y como los días siempre eran grises y cadecian de vida, solo podía sentir esto como otra muerte insignificante, aunque en el fondo si me lo lamentaba.

Saque un cigarrillo para fumar ese maldito sentimentalismo que tanto me molestaba sentir, Zargan y Morax se acercan a mi cada uno a cada lado de mi cuerpo.

—Es una pena, tu mujer era tan joven. —empieza Zargan.

—Joven y hermosa, pero como todo demonio que se junta con nosotros, terminó podrida también. —le sigue Morax. Era el más cruel de todos nosotros, con solo mirarlo se nota la falta de emociones en su mirada, pero es leal a sus palabras. Algo que admiro de el es su falta de emociones y como los oculta tan bien, nadie puede forzarlo hace nada que no quiera.

—Cierren la boca. —digo sin ánimos de lidiar con ellos, la cabeza me palpita.

—Yo opino que de lo que realmente nos tenemos que deshacer es de esa mujercita de nuestro querido hermanito. —Morax y yo no décimos nada, suspiro mientras me pellizco el puente de la nariz.

—A lo mejor vuestro padre la matará en estos días. —rompe el silencio por fin Morax.

—No lo creo, Azael le tiene la cabeza lavada con mierda. —mi voz sale tan molesta que creo que si sigo hablando voy a estallar.

Me doy la vuelta y salgo de ese maldito lugar, estoy bien cabreado con solo recordar que Azael fue el elegido por la bestia y no yo aún siedo el mayor, me doy otra calada de nicotina y luego lo saco todo con frustración.

—Seguir a uno de los demonios más poderosos podría ser algo que te llevaría a tu propia muerte ¿No cree?—la miro por encima de los hombros, realmente no se que hace aquí.

—No puedo decir que vengo a darte el pésame por tu esposa pero al menos si por tu hijo, ya que es lo único que te debe de importar. —me volteo por completo para ver a los ojos de aquella humana descarada.

—Pareces pérdida... ¿Debería mostrarte cuál es tu lugar?

—Se que no es mi problema pero aún así, su esposa solo era una mujer que quería cumplir los caprichos de su marido.

—Era una inútil. —me mira extrañada mientras levanta la cabeza para verme.

Mirándola más de cerca, debo admitir que, es una humana muy hermosa, tiene unos ojos azules que cautivan a cualquiera, ojos que muestran inocencia y determinación.

—No hablé así de la memoria de su esposa. —se molesta.

—Si realmente estuviera luchando por lo que tanto deseaba no hubiera cometido acto tan cobarde como el de quitarse la vida.

—Usted es un hombre arrogante, creo que me equivoqué bastante al pensar que usted podía estar sufriendo, ya que todos los Harcourt son iguales. —me rio sin humor de sus palabras, es tan molesta y aparte insulta a mi familia.

—¿Arrogante? Tal vez un poco. Pero sólo aquellos que conocen sus propias capacidades pueden permitirse un poco de arrogancia. —suspira y levanta la mirada para verme.

—Te doy un consejo niña, pisa con cuidado, aquí somos como un campo de minas. —me doy otra calada lanzando el humo en su cara y haciendo que tosa.

Me alejo dejandola allí. No necesito que nadie me diga que hacer, estoy totalmente bien así.

No necesito a nadie...


REDENCIÓN OSCURA (1# Trilogía Lazos Oscuros) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora