Capítulo 10

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Había estado pensando todo el fin de semana como sacarle el tema de Londres a papá.

Había pensado tanto que me había llevado a tener una recaída de cojones (de la cual aún me estaba "recuperando").

Cecilia había venido el Lunes a petición de mi padre; ya que normalmente solo venía los miércoles y viernes.

Estaba sentada en la isla de la cocina comiendo el estofado que me había preparado mientras la observaba limpiar los platos.
   
ーCecil ーdije mientras apoyaba mi tenedor en el platoー. ¿Crees que papá se enfadaría mucho si el año que viene me voy a estudiar a Londres?
   
Ella había sido como una madre para mí los últimos años. Sabía el drama familiar que había entre mi padre, mamá y yo. A pesar de que Fernando Astorga era un hombre muy serio y hermético lo había escuchado hablar con Cecilia en más de una ocasión sobre mi madre y la situación que había en casa. Si había alguien con la que podía hablar sobre el tema era ella. Era por aquella razón que me encontraba sentada en la cocina pidiéndole consejo.
   
Un pequeño suspiró salió de la boca de Cecil, dobló el paño con el que estaba limpiando la encimera y me miró con ojos certeros. Sabía que lo que venía a continuación no me iba a gustar, por lo que me revolví un poco en el taburete de la cocina a expensas de su respuesta.
   
ー¿Por qué quieres hacer eso niña? ーpreguntó con cierto aire de tristeza.
   
La manera en que su ceño se arrugó un poco me hizo saber o más bien intuir cómo iría la conversación con mi padre. A Fernando Astorga definitivamente no le gustaría la idea de pasar un erasmus en Londres.
   
ーHay buenas universidades de arte allí, donde aprender nuevas técnicas y extender mi carrera ーconfesé uno de mis motivos.
   
ー¿Esa es la única razón? ーpreguntó.
   
Me mordí el interior de mis mejillas. No, no era la única razón y a vista de todos parecía evidente. A pesar de que me había autoconvencido de que esa era la principal.

Ir a Londres me abriría muchas puertas en el ámbito artístico, además podría aprender nuevas técnicas.

Había investigado sobre algunas innovaciones en el ámbito artístico que acogía el país. Además de que los profesores de la universidad eran grandes artistas de renombre.

Me agaché las mangas de mi sudadera con un poco de nerviosismo.
   
ーBueno, también me gustaría saber de mi madre ーrespondí con la voz un poco más baja.
   
ー¿Pero que hay que saber de ella niña? ーSe lamentó mientras se apoyaba en la encimeraー. Era una drogadicta que cometió tantas negligencias contigo que cuando tu padre te acogió estabas desnutrida. ーSus duras palabras formaron un nudo que apretaba en mi garganta, no había tenido reparo en maquillar la situaciónー. Está bien si quieres volver a Londres Alicia. ーSe acercó a mí y acunó mi cara mientras yo permanecía en un silencio sepulcral. Sus palabras se estaban clavando como espinas en mi corazónー. Pero no esperes solucionar todos tus problemas llegando allí y encontrándola. Eso no va a ocurrir, y te lo digo porque te quiero como si fueras mi hija. No quiero que acumules falsas esperanza alrededor de una madre que no supo ejercer como tal.
   
Una lágrima traicionera corrió por mi mejilla izquierda mientras me apretaba con más fuerza los carrillos hasta saborear el gusto metálico de la sangre. Cecilia acercó mi cuerpo hasta el suyo y lo apretó en un abrazo tranquilizador. De esos que se sentían como andar sobre algodón. Sabía que todas esas palabras eran verdad, las había estado repitiendo en mi mente durante años. Intentando de algún modo conseguir odiarla.

Sabía que si me repetía esas palabras todos los días terminaría detestando a la persona que me engendró, pero nunca fue así. A pesar de todas las personas que me habían repetido el mismo discurso, a pesar de las miles de peleas que había tenido con papá sobre el mismo tema. Aún así... había algo dentro de mí que quería saber de ella, y sabía que nada me haría cambiar de opinión.

Déjame quererte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora