Capítulo 20

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Picoteaba los diferentes snacks que había sobre la mesa; un poco de jamón, queso, picos, aceitunas... Diferentes villancicos y música navideña sonaban por toda la sala.

Habíamos desplegado la mesa grande del salón.

Esa que nunca utilizábamos excepto para ocasiones como esas.

Había decorado la mesa con diferentes muérdagos, copas elegantes, servilletas rojas y la mejor vajilla de la casa. Había colocado el árbol de navidad hacía una semana junto con la ayuda de Cecil y Marcelo, que habían venido simplemente a ayudar. Papá había comprado vino del caro, ya que normalmente nadie bebía en casa. Tony se había envuelto en una camisa negra no demasiado formal, Cecil llevaba un suéter rojo junto con una falda elegante y Marcelo un jersey azul marino muy bonito.

Yo me había enfundado en un vestido negro de satén largo hasta los tobillos, me había pintado los labios rojos y recogido el pelo en una coleta alta. Papá había utilizado una de sus elegantes camisas y pantalones de pinza.

No salíamos en noche buena, todos nos quedábamos en casa. Pero teníamos la tradición de ponernos guapos, cantar villancicos, comer torrijas y turrón, darnos los regalos de navidad y luego cantar unas cuantas canciones con el karaoke.

Había pasado por el bazar y había comprado también unas cuantas diademas de renos, gorritos de papá noel y de estrella fugaz.

Obligué a todos en la sala a colocarse uno y luego subí un post a instagram con mi diadema de renos poniendo de pie de fotos "Felizzzz navidad amigos".

La mesa olía fenomenal gracias al estofado que había preparado Cecil. Yo junto a papá había cocinado unos cuantos entrantes que consistían en panecillos de salmón ahumado y caviar, y otros con queso de cabra caramelizado. Además de haber cocinado un intento de tarta de queso. No nos parecía justo que la única que cocinara fuera Cecilia. Además, en esas épocas siempre lo hacíamos así.

La carne que había preparado Cecil se derritió en mi boca, ese toque ahumado y la salsa especial de la cual no quería darme la receta (porque decía que no sabía cocinar) se fundieron en mi boca de forma deliciosa.

Solía desear que llegara el 24 de diciembre solo para poder comer aquel manjar.
   
ーEste año deberíamos agradecer en la mesa ーdijo Cecilia cuando todos terminamos nuestro plato de estofadoー. Empezaré yo.ーNos agarramos las manos los unos a los otros con un gesto de cariño y continuó diciendoー. Estoy agradecida un año más por poder compartir este día con vosotros ーcomentó con orgullo.
   
Todos asentimos con una sonrisa en nuestros labios.

ーYo estoy orgulloso de la hija tan fuerte que tengo ーdijo papá para mi sorpresaー. Y de todos los años que hemos compartido todos juntos. Espero que sean muchos más. ーAcompañó este último alzando la copa con un brindis.
   
ーYo agradezco haber sacado buenas notas en el colegio ーmencionó Marcelo, lo que sacó una carcajada de su padre y un beso en la frente de su madre.
   
ーYo agradezco que todos tengamos salud, también por la hermosa familia y amigos que tengo. ーTony al igual que papá alzó la copaー. Estoy muy agradecido de teneros en mi vida.
   
La única que quedaba en la mesa por agradecer era yo, así que pensé un momento en  mis palabras y por lo que estaba agradecida, después dije:
   
ーAgradezco el esfuerzo que habéis hecho todos conmigo, y me agradezco a mí misma por luchar y avanzar en este proceso de sanación ーcomenté con una sonrisa en los labios y con cierto orgullo. Todos en la mesa asintieron con cariño y Cecil apretó mi mano con dulzura en señal de apoyo.

Terminamos haciendo un brindis final y luego pasamos al postre.

Mi tarta de queso estaba bastante insípida y sin buena consistencia. Pero gracias al universo Cecilia había hecho una pequeña tarta de piñones y caramelo que nos hizo a todos disfrutar el fin de la cena con algo dulce y bastante comestible.

Déjame quererte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora