Capítulo 24

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Los auriculares, el cargador del teléfono, el cuaderno de dibujo con algunos lápices...

Estaba terminando de preparar la maleta antes de que Alex pasara por mí a las nueve y media de la mañana.

Los nudillos de mi padre chocaron contra el marco de la puerta de mi habitación haciéndome dar un pequeño sobresalto. Me giré y lo observé enfundado en un jersey gris oscuro y unos pantalones vaqueros, que le ofrecían en su conjunto un aire despreocupado.

Se había pedido una semana libre en el trabajo, uno de los motivos y el principal era poder cuidar de Coco. Le vendría bien un descanso después de los incansables viajes que había hecho en los últimos meses. Una pena que su semana libre la fuera a pasar la mitad del tiempo en la otra punta de España.

Mi padre suspiró mientras se metiá las manos en los bolsillos de sus pantalones, le envolvía una especie de nerviosismo poco habitual en él.

Le había empezado a notar más preocupado por mi desde la última discusión que habíamos tenido sobre mamá. Y podía notar como se esforzaba por sacar tema de conversación durante las cenas o pocas comidas que pasábamos juntos. Cómo intentaba conocerme un poco más, y esforzarse por "ser un mejor padre".

ーRecuérdame con quien te ibas de viaje ーdijo intentando sonar despreocupado.

Era evidente que aún se le daba fatal tomar el rol de padre y hacer las típicas cosas que harían los padres. Quizás su manual eran las películas malas de Netflix o algún libro de Amazon sobre 100 cosas que puedes hacer para mejorar la relación con tu hija.

ーCon Alex. El chico de terapia ーrespondí mientras volvía a ordenar las cosas en la maleta e intentaba cerrarla. Quizás y solo quizás había metido demasiada ropa y demasiadas cosas para una escapada de tres días.

ー¿Y cuál es la relación que tenéis ese tal Alex y tú?

Rodé mis ojos, no me podía creer que estuviera teniendo aquel tipo de conversación con mi padre. Ese que hasta hace un mes y medio no se preocupaba más que por trabajar, trabajar y trabajar. Nunca me había preguntado por mi relación con los chicos, o a dónde iba o dejaba de ir. Siempre había estado demasiado ocupado como para ejercer de padre y ciertamente en aquellos momentos no sabía si había sido un alivio que aquello hubiera sido así.

ーEs mi amigo ーrespondí sin mucha importancia. Ciertamente no sabía en qué punto se encontraba nuestra relación. Pero habíamos comenzado siendo amigos, y pasara lo que pasara siempre seriamos amigos.

ー¿Estás segura? Porque nunca he hablado contigo sobre los chicos y ser responsable sobre la protección sexual... ーComenzó a divagar en relación al tema, y en ese instante solo quise que se abriera un enorme agujero negro y me succionara para siempre. No quería tener aquella conversación con mi padre jamás. Ya iba bien servida con las charlas del instituto y los artículos que había leído por mi cuenta para informarme sobre todo el tema de la sexualidad.

ーPapá. ーLe corté de pronto antes de que la conversación llegara a másー. Tengo dieciocho años, te aseguro que estoy enterada de cómo va el tema.

ーNo quiero que arruines tu vida tan joven ーrespondió de algún modo intentando arreglar la conversación, aunque solo la estaba empeorando.

ー¿Eso es lo que fui yo? ーpregunté sin darme tiempo a procesar mis palabrasー. ¿Un error en tu juventud? ーMis palabras habían salido como látigos, y sabía el daño que le había logrado hacer cuando su rostro se contrajo con cierto dolor y amargura.

ーSabes que no me refería a esoーrespondió mientras se acercaba a miー. Tú no fuiste ningún error.

Cogí un respiración profunda y luego solté el aire con un suspiro sonoro.

ーLo sé ーrespondí mientras agarraba el asa de mi maletaー. Supongo que tenemos que trabajar mejor en la relación de padre e hija . ーVolví a suspirar mientras negaba con la cabezaー. Se nos da fatal.

Mi padre asintió con la cabeza y cogió el asa de mi maleta quitándomela de las manos y llevándola hasta el salón sin volver a decir palabra. Ambos nos estábamos esforzando y eso era algo que nos agradecíamos en silencio el uno al otro. Me dio un abrazo y un pequeño beso en la frente antes de marcharme. Y aunque intenté devolverle el gesto, el cariño hacia mi padre era aún un asunto que me incomodaba.

Déjame quererte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora