Capítulo 13

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Volví del paseo rutinario de Coco y me encontré a papá esperándome en la cocina. Había reservado mesa en un restaurante del centro para las 15:00 (un gran esfuerzo para él).

Cancelar unas horas de su trabajo para pasar tiempo con su hija era todo un logro.
   
ーHola ーsaludé mientras le quitaba la correa a Coco.
   
ー¿Estás lista? ーpreguntó mientras se ponía su abrigo elegante.
   
ーClaro ーrespondí mientras cogía mi chaqueta vintage y me ponía además unos guantes y una bufandaー. Recuerda que luego tienes que dejarme en terapia. ーLe recordé mientras salíamos por la puerta de casa.
   
Diez minutos más tarde estaba montada en el mercedes negro de mi padre revolviéndome cada dos por tres en el asiento debido a los nervios. Mi mente no dejaba de corretear por diferentes escenarios donde la charla con papá sobre el erasmus a Londres acababa en desastre.
   
Me había ganado más de una mirada contemplativa de su parte, así que me dediqué a tamborilear con las uñas en el pasamanos de la puerta.
   
ー¿Cuándo vas a sacarte el carnet? ーpreguntó iniciando un tema de conversación.
   
ーAcabó de cumplir los dieciocho y con la universidad apenas tengo tiempo ーrespondí sin mucho interésー. Así que supongo que para verano.
   
ー¿Ya sabes qué coche vas a querer?
   
ーUno que no signifique llevar un letrero en la cabeza con "Mira que coche más caro tengo".

ーSabes, Alicia, ーel tono de mi padre se volvió más serio y su mirada dura se dirigió hacia miー, a veces puedes ser una completa desagradecida, porque miles de hijos quisieran poder tener un padre y una economía que les permitiera un buen coche.

Sus palabras atravesaron mi pecho como dardos envenenados. Me mordí el interior de mis mejillas hasta causar dolor y me dediqué a mirar por la ventana el resto del trayecto hasta llegar al restaurante. A fin de cuentas eso era para mi padre, una desagradecida. No me echaría de menos el año que viene cuando no tuviera más dolores de cabeza por mi parte. Solo tendría que ofrecerme dinero hasta que consiguiera un trabajo para mantenerme yo sola en Londres y fin, esa sería su única preocupación. Como siempre lo había sido.

Cortaba la merluza en pequeños trozos mientras mi padre disfrutaba de su entrecot. Nos habían sentado en la mejor mesa del restaurante, la cual ofrecía unas vistas fantásticas sobre la ciudad. Intentaba encontrar el momento perfecto para sacar el tema de Londres, pero la palabra desagradecida no se me borraba de la mente. Tenía miedo de que pudiera pensar sobre mi decisión.

El estómago se me había cerrado y lo único que conseguía era darle vueltas a la merluza por el plato.

ーEl año que viene voy a ir de Erasmus a Londres.ーSolté sin previo aviso.

El tenedor de mi padre cayó sobre el plato, la ansiedad que me oprimía el pecho mientras esperaba su respuesta parecía a punto de explotar.Pero lo único que hizo fue contemplar su entrecot mientras se pellizcaba el puente de la nariz.

Una mirada larga y solemne me hizo temblar por su respuesta. Sabía que mis palabras no le habían agradado, mi noticia le había caído como un balde de agua fría. La espera de palabras se me hizo eterna hasta que finalmente dijo:

ー¿Por qué?

ーEs una gran oportunidad ーcomenté con la voz más serena que pude.

ー¿Es por tu madre? ーcuestionó mis palabras anteriores.

ーEsa es otra de las razones. ーMe sinceré.

Un resoplido salió de su boca y eso hizo que un nudo en mi garganta se empezará a formar.

ーTu madre está en un centro de rehabilitación ーdijo con voz calmada.

ー¿En un centro de rehabilitación? ーbalbuceé.

Déjame quererte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora