Capítulo 14

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Cristina me había programado una cita para el miércoles después de la sesión que habíamos tenido. También me había dado un abrazo y la enhorabuena por permitirme dar el primer paso para superar el trauma.

Había estado hablando con ella durante veinte minutos sobre mi madre y la razón por la que me había culpabilizado toda mi vida. Me había mandado un ejercicio para casa en el cual tenía que escribir una carta a mi niña de nueve años diciéndole todas las cosas que me gustaría decirle ahora con dieciocho.
   
Salí de la sala de terapia directamente al baño del edificio y mi reflejo me mostró lo que ya imaginaba.
   
Tenía los ojos rojos e hinchados, además de la nariz un poco congestionada.
   
Me lavé las manos y salí del cubículo en dirección a la calle. Fuera Alex me esperaba apoyado en su columna habitual.
   
Aquella vez no me recibió con sonrisas pícaras y divertidas como de costumbre.

Por el contrario se acercó a mí en silencio, tiró de mi cuerpo y me envolvió con el suyo en un abrazo cálido. Su barbilla apoyada en mi cabeza permitiéndome bajar aquella armadura que siempre tenía bien levantada de cara a los demás. Su olor a menta y canela era lo único en lo que conseguía concentrarme.
   
ーSiento que tuvieras que pasar por eso ーdijo contra mi pelo. Como si de verdad lo sintiera, como si quisiera volver al pasado y poder llevarse a aquella Alicia de nueve, ocho, siete, seis y cinco años de aquella casa que se caía a trozos en un profundo Londres.
   
Un temblor salió de mi cuerpo debido a la seguridad que desprendía su cuerpo contra el mío. Y aunque quería volver a llorar no lo hice, solo dejé que su abrazo reconfortara mi cuerpo y mi alma.

Me hundí un poco más contra su pecho, tomando su northface como mi almohada particular y esperé unos segundos más en aquel lugar seguro. 
   
ーGracias ーsusurré contra su pecho.
   
ー¿Cancelo lo de Gus y Fer y te vienes a casa a ver alguna película moña de las que te gustan a ti? ーpreguntó aún pegado a mi cuerpo, a lo que yo asentí.
   
Esperé unos segundos más contra su pecho. Mi respiración acompasándose con la suya. Su mano dibujando pequeños círculos tranquilizadores en mi espalda. Mi deseo de permanecer así para siempre acrecentándose con cada segundo que pasaba en ese acogedor y cálido abrazo.
   
ー¿Crepúsculo? ーpregunté mientras nos separábamos para ir al coche.
   
Negó un poco con la cabeza mientras soltaba una pequeña risa.
   
ーEstá bien. Pero solo por esta vez ーadvirtió mientras abría la puerta del autoー. No pienso verme toda esa saga de películas sobre vampiros y hombres lobo.
   
Su comentario consiguió sacarme una sonrisa y el aroma a pinos de su coche me hizo relajarme de camino a su casa.
   
Alex le envió unos cuantos mensajes a sus amigos cambiando el plan para otro día de la semana siguiente. En las veces que me había montado en su coche había descubierto que le gustaba mucho Arctic Monkeys y Måneskin. Lo que había servido para sumar puntos en mi lista de cosas buenas y adorables de Alex González.

Su hoyuelo derecho posiblemente estaba en el top 1, porque eso significaba que su sonrisa era genuina.

Llegamos a su casa después de parar a por unos cuantos ingredientes para cenar sándwiches.
   
ーVoy a ponerme algo más cómodo ーdijo mientras se quitaba el abrigo y lo dejaba en el perchero de la entrada.
   
ー¿Sería raro si te pido un chándal para estar más cómoda? ーpregunté un poco dudosaー. Este jersey pica un poco y los vaqueros son demasiado rígidos.
   
ーTurner, no tienes que inventarte excusas ーrespondió mientras se dirigía a su habitación y yo lo perseguía como un pollitoー. Admite que quieres llevar puesta mi ropa como esas protagonistas de las comedias románticas que tanto te gustan.
   
ーQuiero estar cómoda mientras disfruto de una de mis películas favoritas, idiotaーseñalé mientras agarraba una sudadera Nike y unos pantalones jogger a juego.
   
Alex comenzó a quitarse el jersey de punto negro y me tomé mi tiempo para observar el buen cuerpo que tenía.

Déjame quererte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora