31. MARATÓN 1/3

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No sé cómo hemos acabado Tris y yo en la sede de Erudición, pero así ha sido. Cuando vino a decirme lo que parece que planean, no dudé ni un segundo en venir con ella para hablar con Caleb. Él ha estado aquí, en estos laboratorios y con gente tan...¿inteligente? Debe saber algo con todo el tiempo que lleva aquí. Igual que nosotras hemos descubierto cosas en Osadía de las que no teníamos ni idea en Abnegación.

Tris encuentra por fin a su hermano, que la mira como si no la reconociese. Ignoro los comentarios que hacen entre ellos porque no quiero meterme en medio de su relación.

—Vamos, salgamos de aquí.

Yo los sigo hacia fuera del edificio y me quedo al lado de Tris mientras ellos continúan su conversación. No me entrometo hasta que oigo a Caleb nervioso. Nunca lo había escuchado usar un tono intranquilo. Jamás. Él es más del tipo relajado y que no aprueba que no sigamos las normas, razón por la que tampoco me quería meter en la charla.

—Está pasando algo gordo. No sé qué es, pero la gente está alterada y Jeanine está, casi todo el tiempo, dando discursos sobre lo corrupta que es Abnegación.

¿Corrupta?

¿Mi padre? Vale, me lo creería casi sin oponerme. ¿La gente de Abnegación? Lo dudo.

Me pierdo en mis pensamientos sobre Abnegación cuando Tris y Caleb empiezan a hablar de las diferencias entre nuestras facciones. Me sorprende apreciar que Caleb está absorto en que en Erudición sí le proporcionan información que en Abnegación no. Pero Tris le rebate que en su facción hay mentirosos. Y tiene razón. De hecho, la dirige una mentirosa de los pies a la cabeza.

Tris comienza a alejarse de su hermano y yo la sigo, sin dedicarle ni una sola mirada más a Caleb. Tenemos cosas más importantes de las que preocuparnos.

Solo que no pasan más de unos segundos antes de que unos guardias de Erudición nos corten el paso.

—Tienen que venir con nosotras.

Estoy a punto de oponerme justo cuando Tris me dice que no con la cabeza. Ella es la más sensata, así que le hago caso y seguimos a estos hombres hacia dentro de Erudición de nuevo.

—Sentaros—dice Jeanine cuando sus hombres nos empujan dentro de su despacho y cierran la puerta tras de sí.

—Mejor no-contesta Tris, sin moverse de su sitio.

—Vi vuestras pruebas de aptitud-me tenso tanto que creo que podría hacerme daño en los huesos, pero no soy la única—. Al parecer, hubo problemas en la prueba y tuvieron que introducir vuestros datos a mano. ¿Lo sabíais?

Vaya pregunta estúpida. Anda, igual que ella.

—Pues vaya torpeza vuestro sue...

—No—me interrumpe Tris antes de que siga metiéndonos en problemas. No me dirige la mirada y yo guardo mis pensamientos para mí.

—¿Sabíais que sois dos de las tres únicas personas que, después de obtener como resultado Abnegación, se pasaron a Osadía?

Genial, y la tercera persona es mi hermano. Todo empeora por momentos.

—No—vuelve a contestar Tris, juraría que exasperada, pero no lo demuestra.

Jeanine sigue tocando terreno peligroso, pero yo me limito a intercambiar la mirada de una a otra. Tris nos está salvando a ambas con sus palabras, y yo nos mandaría bajo tierra si abro un poco la boca.

—Habéis tenido mucho éxito en las simulaciones. ¿A qué creéis que se debe?

Joder.

—Somos valientes—dice Tris, metiéndose en el papel de cualquier osado estándar. Y me sorprende la facilidad con la que lo hace—. Somos las mejores iniciadas que tienen—dice girándose hacia mí y guiñándome un ojo. Cuando lo hace, me doy cuenta de que busca mi apoyo. Vale, quizá no lo esté pasando tan bien, pero miente perfecto.

EATON  [ DIVERGENTE ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora