Llevo dos días seguidos practicando las simulaciones con Cuatro y Eric presentes. Y ambos días he ignorado de una forma muy sutil a uno de ellos.
Hemos pasado de tener un tira y afloja prácticamente todo el tiempo a ignorarnos. O mejor dicho: yo le ignoro a él y él se dedica a enfadarse pero no mostrarlo. Eso me beneficia, pues me complicaría mucho las cosas tener que lidiar con él pidiéndome explicaciones o algo así. Menos mal que no le pega nada.
Abro los ojos justo en cuanto mi tercer miedo acaba. Marcus desaparece de mi vista y por más que cada vez lo controlo mejor, mi respiración acelerada muestra lo contrario. Me gustaría decir que la primera persona que veo al levantarme es Tobías, pero no.
Sus ojos azules conectan con los míos tan rápido que parece que es planeado.
—¿Cuánto tiempo crees que has estado?—Pregunta mi hermano.
Dado que la última vez pensaba que fue media hora o más, y esta vez ha sido menos, seguro que unos cinco minutos.
—¿Cinco minutos?
—Solo uno—Cuatro aprieta la mandíbula y empieza a teclear algo en el ordenador.
Yo me levanto y me dirijo a la puerta sin decir nada, como he estado haciendo estos últimos días. Tris entra cuando yo salgo, mirándome con el ceño fruncido, como si quisiese descifrar lo que estoy pensando.
Me temo que ni yo lo sé.
Camino hacia fuera sin mirar atrás, pensando en todo y a la vez, en nada.
Tengo que parecer débil, y por mi aspecto de moribunda diría que lo estoy consiguiendo. Los moretones de cuando intentaron matarme han cambiado de color, lo que supone un avance, pero el amarillo lo hace ver incluso peor.
En realidad, no estoy fingiendo nada. Si no fuese por los tiempos de la simulación, nadie dudaría que soy débil. Si en algo me puedo atribuir mérito es en las simulaciones y ni eso. Si las hago bien es solo porque soy divergente, y estoy segura de que eso no es algo de lo que sentirse orgullosa. Además, yo no lo elegí.
No sé cómo he pasado de alegrarme de haber elegido Osadía, pese a los riesgos que claramente ha supuesto, a tener ganas de huir de aquí y no volver.
De alguna forma, el hecho de entender por fin que no seré una excepción para Eric ha sido clave. En ningún momento me debí permitir tener sentimientos por una persona como él. Y nunca debí dejar que se fueran incrementando. Porque ahora ya no hay vuelta atrás.
Es fácil pegarse a él, lo que es difícil es alejarse.
Sin darme cuenta, he llegado al abismo. O a lo mejor mi propio inconsciente me ha traído hasta aquí.
—¿Te gusta tentar a la muerte?
Definitivamente no.
—¿Me has seguido?
Es obvio que sí. Y lo pregunto porque no me lo esperaba y, sobre todo, porque no me he dado cuenta de que lo hacía.
—Ahora ya no puedes ignorarme.
Me giro para estar frente a frente y me arrepiento al instante. Estar tan cerca de él y saber que no puedo…
—No te estaba ignorando.
—No me gustan las mentiras, Tess.
—Bien, porque no te estoy mintiendo.
Nos quedamos mirando a los ojos tanto tiempo que noto mis ojos algo llorosos por el esfuerzo de no parpadear. Retiro lo dicho, aunque no quiera siempre vamos a estar compitiendo. Eso sí es algo que está en nuestra naturaleza.
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EATON [ DIVERGENTE ]
General FictionPara mucha gente el día de La Ceremonia de Elección es sencillo. Para mí no lo es, sé que no puedo quedarme en Abnegación, pero no sé qué facción escoger que defina mi vida. Y por si fuera poco, a la gente como yo, los divergentes, nos persiguen. U...