6. PIZARRA

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Después de la comida, Cuatro nos lleva a otra sala. Es bastante grande, tiene un suelo de madera que chirría y está lleno de grietas, lo que me hace preguntarme qué habrán estado haciendo aquí antes de que llegáramos nosotros.

Al entrar del todo en la sala con mis ojos bien abiertos, puedo ver una pizarra grande que se encuentra frente a mí y al resto de iniciados. Diviso mi nombre, "Tess", escrito encima del de Tris, todos ordenados alfabéticamente. Frunzo el ceño mientras espero a recibir alguna explicación, aunque creo saber para qué sirve.

Cuatro nos ordena colocarnos en frente de cada uno de los sacos negros que hay ordenados paralelamente, separados por un metro. Christina, Tris y yo nos ponemos en los sacos al lado, pero para mi mala suerte, el idiota de Peter se encuentra a mi derecha.

—Bien, ahora aprenderéis a pelear. El objetivo es prepararos para actuar, preparar vuestros cuerpos para que respondan las amenazas y los desafíos...cosa que vais a necesitar si pretendéis sobrevivir como miembros de Osadía—dice mi hermano, colocado en el centro para que todos podamos verle perfectamente.

No puedo evitar pensar en que no me interesa sobrevivir como miembro de Osadía, sino superar esta maldita iniciación.

—Hoy vamos a repasar la técnica, mañana comenzaréis a pelear entre vosotros—abro mis ojos, porque aunque no tengo miedo, la sola idea de ponerme a pelear con alguien no me hace nada de gracia. Lamentablemente, no es que tenga un cuerpo para dar golpes muy fuertes. Más bien para recibirlos—. Os recomiendo prestar mucha atención o no haréis más que ir a la enfermería—me encantan los ánimos de Cuatro. Alzo las cejas con ironía y me limito a mirarle.

Tobías comienza a enseñar los diferentes tipos de golpes que hay, dándole primero al aire y luego haciéndolo con el saco a modo de demostración. Se aleja y empieza a dar pasos mirando a aquellos que ya han empezado a golpear al saco, que ya está descolorido de otros años.

Hago un gesto que parece llamar la atención del otro líder, porque se acerca a mí. Por mi suerte, no dice nada cuando coloco mi cuerpo y lanzo un puñetazo al saco tal y como lo hizo Cuatro. No puedo evitar decepcionarme cuando mi saco no se mueve apenas unos centímetros, aunque me lo esperaba.

—Lo que yo dije, ni dos días durarás—aguanto la respiración antes de darle de nuevo para no decirle un par de palabras a Eric. Ya me lo advirtió Tris, no quiero que me preste atención.

Él suelta una risita burlona, pero se coloca más cerca. Solo consigue distraerme, joder.

—Colócate bien, así no conseguirás nunca ni un puñetazo—sus manos sujetan mi cadera y me coloca como él dice, mientras yo solo intento respirar, puesto que no lo estaba haciendo—. E intenta que no te mate el saco, iniciada—dice en voz baja, riéndose de mí de nuevo, solo que esta vez su risa retumba en mi cuello al tenerle detrás y se me eriza la piel.

—Pillado—contesto cuando veo que me suelta.

Sigo dándole al saco, ahora con la posición corregida, hasta que desaparece y descanso unos segundos para mirar a mi alrededor. Alzo una ceja cuando veo cómo mi hermano corrige la posición a Tris y ella le mira alejarse. Interesante.

—Estirada, ni siquiera mueves el saco—ruedo los ojos hacia la dirección del veraz. No digo nada, solo le veo mientras me coloco en una posición burlona para dejarle hablar—. Me entristece un poco que te vayas a ir tan pronto con los abandonados, me empezaba a apetecer ganarte en una pelea.

La carcajada que sale de mi boca es alta, porque de verdad que me da mucha risa lo que me acaba de decir.

—Sigue soñando, nene—por la cara que pone, sé que le molesta mi apodo chulesco.

Su rostro me dice que está cabreado por mi tono. Como si me importara. Cada uno sigue al lado de su saco, pero la distancia sigue siendo corta. Sonrío un poco al ver que no contesta y vuelvo a lo mío, ignorando las miradas de reojo que recibo por parte del veraz.

Cuando mi hermano nos deja irnos para comer, avanzo hasta donde están Christina y Tris.

—Me sorprende que no te haya partido por la mitad. Ese tío me aterra, es por ese tono de voz tan bajito—dice mi amiga.

—Sí, sin duda es de los que intimidan—contesta Tris.

—¿Quién?—Ambas giran sus cuerpos para verme entrando en la conversación.

—Cuatro.

No disimulo mi asombro, más que nada porque me pilla por sorpresa, y porque yo jamás he tenido miedo de mi hermano, todo lo contrario, siempre ha sido uno de mis mayores confidentes. Mi mejor protector y amigo hasta el fin del mundo. La persona por la cual sería capaz de morir si fuera necesario. Lo tengo más que claro y jamás cambiaré mi opinión con respecto a eso. No cambié de pensamiento cuando se fue, pese al dolor que sentí.

Pero está claro que algo de él ha cambiado al haber ingresado en Osadía, y eso puedo notarlo. Por eso entiendo la posición de las chicas.

—Quiero un tatuaje—dice Al de repente, haciéndose espacio entre nosotras.

—No pienso hacerme nada de eso—dice Tris, observando a Christina con cansancio. Suelto una torpe risita al verlas-. Ni me voy a agujerear la cara.

—¿Y el ombligo?—Sigue insistiendo Chris, pero de broma.

—¿O el pezón?—Suelta Will, aunque su mirada está clavada en la morena, que alza las cejas en respuesta. Me encantan estos dos.

—Yo me haría uno en el pezón—suelto, mientras todos me miran sorprendidos. Sobre todo Tris.

Noto otra mirada e inmediatamente sé que es del rubio. No puedo evitar girarme y ver su rostro. Alza una ceja y corta nuestra conexión de miradas. Si no fuera porque acaba de ocurrir diría que lo he soñado.

Como nos han dejado el resto del día libre, podemos hacer lo que queramos, así que las tres nos despedimos de Al y vamos de nuevo a los dormitorios, donde Christina se enrolla a hablar. Nos obliga a cambiarnos y a colocarnos el pelo de otra forma y nos vamos a acompañar a Al al tatuaje. Y cuando llego allí, me sorprendo al ver a Zeke, el hombre joven que me hizo la prueba de aptitud. Me despido de mis amigas para ir hacia él, que está en el mostrador revisando algunos de los dibujos de tatuajes.

—¿Zeke?

Mi voz hace que él eleve la cabeza y esboce una sonrisa, pero desaparece al ver que soy yo.

—¿Qué tatuaje deseas?

—No, en realidad...

—Si no deseas ninguno de nuestros servicios, continúa con tu camino, gracias.

Parpadeo un par de veces sin moverme del sitio. No esperaba que fuera a desecharme tan rápido.

—Oye, necesito hablar de...

De nuevo, me interrumpe.

—Te llamas Tesslie, ¿no?—Dice rodeando el mostrador para acercarse a mí.

—Tess ahora.

Le veo hacer una rara expresión antes de asentir.

—Segunda saltadora, ¿no?

Asiento difícilmente. Qué rápido se sabe todo en Osadía.

—Bien, yo ya te ayudé todo lo que pude, Tess, ahora te toca seguir sola.

Sé que tiene más información de la que me quiere ofrecer, pero visto que ahora estamos rodeados de gente, entre ellos, mis amigos, que seguro me preguntarán de qué le conozco, asumo que tendré que intentarlo en otra ocasión.

Una chica llega y él deja de prestarme atención, así que me despido y me acerco a otra chica que anteriormente le había hecho un tatuaje a Tris. Cojo un dibujo que me llama la atención y se lo enseño.

—Quiero este, por favor.

Ella asiente y me lo comienza a dibujar. Cuando acaba, me ofrece una sonrisa falsa y se despide de mí.















~ dadacub

EATON  [ DIVERGENTE ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora