El Acercamiento

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Vladis:

– Debo acercarme a la pequeña, necesito que Tormenta me hable aunque suele ser tan molesto, es una parte importante para mí.– Que no crea Azahia que es porque me interesa ella, necesito que Tormenta se comunique conmigo por el enlace. Tengo que asistir a las tontas clases humanas. Así que en ese momento es como podré acercarme a ella. Tener a Tormenta feliz es algo que debo hacer aunque no sea algo que me guste.

Tormenta:

– Pedazo de basura, necesito a mi pequeña. Ella necesita saber de mí, que yo sí la acepto como mi luna. Déjame tomar el control para así poder decirle de mi existencia.

Vladis:

– Eres tan insoportable, Tormenta. No la quiero ni la deseo, odio su existencia, pero la Diosa Luna tuvo que mandarla como nuestra mate y mi salvación a mi oscuridad que me consume. Últimamente las voces en mi cabeza me dicen muchas cosas que no entiendo y me atormentan.

– Al llegar a la universidad, me dirijo a la clase de estadística con la señora Amarilis. El pasillo está lleno de estudiantes apresurados, pero mi mente está en otro lugar, atrapada en una maraña de pensamientos oscuros.

–Al entrar al salon, noto a la pequeña, sentada cerca de la ventana. Sus ojos se abren de par en par al verme, y su expresión de sorpresa es casi cómica para mí. No puedo evitar una sonrisa irónica al ver su cara de preocupación.

–Me acerco lentamente y me siento en la fila detrás de ella. Ella gira la cabeza ligeramente, intentando disimular su curiosidad. Su nerviosismo es palpable, y eso solo aumenta mi diversión.

–"¿Te asusto?" murmure , lo suficientemente bajo para que solo ella me escuche. Veo cómo sus hombros se tensan antes de que se gire completamente hacia mí.

Azahia:

–"No... no es eso," responde, pero su voz tiembla. Sus ojos, grandes y oscuros, están llenos de una mezcla de confusión y miedo.

Vladis:

–"Deberías alejarte de mí," le digo, sin saber muy bien por qué estoy siendo tan honesto. "No soy alguien bueno.

–"Ella me mira, tratando de leer algo en mi expresión. "No creo que seas tan malo" .

–Su respuesta me desconcierta. ¿Qué sabe ella de mí? ¿Por qué le importa? Mi mente, siempre llena de sombras, se agita con preguntas sin respuesta.

–La señora Amarilis entra al salon y comienza a hablar, pero mi atención sigue centrada en la pequeña. 

El odio del AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora