Mi amiga cata

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En la Terminal de Autobuses

–Es extraño que Vladis no haya aparecido en varias semanas. No es que lo extrañe, pero es algo peculiar. Hoy, sin embargo, voy a ver a Catalina. Ya habíamos quedado de encontrarnos y ella está muy feliz por verme y que le cuente todo lo que me ha pasado. Después de todo, es mi única familia.

–Me encuentro en la terminal de autobuses con destino a Málaga. Es un lugar muy bonito, pero creo que ya no podría irme de aquí. Me he acostumbrado a este sitio lleno de tranquilidad y quién sabe, tal vez algún día encuentre el amor aquí.

-Llevo dos horas de viaje. Ufff, es algo cansado, pero no importa. Sé que Cata me espera con ansias. Extraño su delicioso sazón y no veo la hora de llegar.

Por fin he llegado. A lo lejos veo a Cata esperándome. Voy en dirección a ella; la he extrañado tanto.

Catalina:

– ¡Hola, Aza! - me abraza fuertemente - Te he echado de menos. Necesito que me cuentes todo lo que has pasado. Tenemos tiempo de no vernos. Vamos a mi casa deprisa, el clima no está muy bien.

–Llegamos a casa de Cata. Ella está en la cocina preparando café y unas deliciosas tostadas con mermelada de moras y mantequilla de maní. Extrañaba esos aromas.

Catalina:

–Bueno, Aza, cuéntame cómo va todo en Cambrish. ¿La gente del pueblo es buena o son un montón de engreídos o locos? - se ríe.

Azahia:

-Cata, son personas buenas. Realmente en ese lugar nunca sucede nada divertido, todo allí es muy predecible. Pero no me quejo, es un sitio muy lindo, la gente es amable y se siente un aire a calidez humana. Aunque no digo lo mismo de mi jefe.

Catalina:

–Dime, ¿no hay un chico por ahí que robe tu corazón? - ríe - Aza, sabes que no me puedes ocultar nada. Te conozco desde hace mucho tiempo.

Azahia:

–No tengo tiempo para eso, Cata. Pero hay un chico que es misterioso, aunque insoportable con su prepotencia. Sin embargo, hay algo en él que me atrae, no sé por qué. No digo que me guste, solo que la incertidumbre de no saber de él me resulta sumamente curiosa.

–Es extraño, pocas veces lo he visto, pero cuando me mira, me atrapa con su mirada. Es como si en él viviera un ser maligno. Me escalofría el cuerpo, es algo difícil de describir, produciendo una hipnosis que me deja por unos minutos en trance.

El odio del AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora