Encuentro inesperado

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–De vuelta a casa en el autobús, recostada contra la ventana, no puedo dejar de pensar en Vladis. Siento que me estoy volviendo loca. Después de un par de horas de viaje, llego a Cambrish, ya son las 8:30 pm. Azahia, me digo a mí misma, tendrás que caminar a casa.

–La noche es lúgubre, y tengo un poco de miedo. Todo a mi alrededor parece sacado de una película de terror: el sonido de los búhos, el viento resoplando entre las ramas, hace que mi piel se erice. Me apresuro para llegar lo más pronto posible y, de repente, a lo lejos escucho un aullido que me deja petrificada. "Rayos, llegó mi fin y aún no he hecho muchas cosas en mi vida", pienso.

–Mi corazón palpitaba aceleradamente, sudaba frío porque no sabía cómo sería mi muerte a merced de unos lobos. Simplemente cerré mis ojos esperando mi fin. Un silencio inundó el sitio. Sentí un respiro en mi cuello, no podía abrir los ojos, temía ver lo que estaba pasando. Entonces, escuché una voz conocida que decía:

"¡Pequeña! Este no es un lugar seguro para una chica como tú, ¿lo sabías?"

- Abrí mis ojos lentamente y vi a Vladis. Me sorprendió verlo, pero a la vez me alegré de que no fuera un lobo. Sin embargo, me intrigaba qué hacía en el lado boscoso.

Azahia:

–"Vladis, ¿qué haces aquí? Me alegro de que fueras tú y no un lobo el que encontrase.

Vladis:

–"¡Hola, pequeña! Creo que te dije que me gusta caminar por aquí. Espero no haberte asustado. Jajaja, ¿te dan miedo los lobos? Ellos son animales solitarios, místicos, con una fuerza excepcional. Te podrías sorprender con sus maravillas. Pero venga, vamos, te llevo a tu casa. Es muy tarde para que una niña pequeña ande sola."

-Azahia:

-Asentí a su propuesta. En realidad, tiene razón, es tarde, pero no soy una niña pequeña. Él no es tan mayor que yo para decirme qué hacer, ¿quién se cree este tipo? Pero es mi opción para llegar a casa sana y salva.

-La noche está más fría que de costumbre. Mis pies están realmente cansados, he caminado aproximadamente cuatro horas. El silencio hace eco en la penumbra, algo sepulcral. Vladis me intriga sin lugar a dudas; para mí es un enigma.

Vladis:

–"Pequeña, ¿tienes frío? Lo digo porque te escucho temblar y hacer un sonido con tus dientes que es incómodo. Ten mi chaqueta para que te abrigues. No quiero que te enfermes.

Azahia:

–"Agradecida, acepté su chaqueta. Mientras caminamos, no puedo dejar de pensar en lo extraño de la situación. Vladis parece conocer este lugar mucho mejor de lo que deja entrever, y su presencia en este bosque a estas horas no hace más que aumentar el misterio que lo rodea.

El odio del AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora