Debo escapar

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Azahia:

–Me encontraba atrapada entre el miedo y la desesperación. "Debo correr," pensé con un nudo en la garganta. Mi vida estaba en peligro, ese maldito loco, me quería matar. Pero no puedo permitirlo, no por mi , sino por la vida que llevo dentro de mi vientre. Cada paso que doy en este bosque oscuro parecía llevarme más lejos de la seguridad, pero el terror que Vladis le inspira me empuja a seguir adelante.

–Sin embargo, sabía que estar sola en el bosque también era peligroso. "Que no me encuentre,"  me repetía en mi mente, luchando contra la fatiga y el miedo que amenazaban con paralizarme. Seguí caminando, mis pies tropezaban con raíces y piedras en el suelo mientras la luna apenas iluminaba mi camino.

–De repente, un sonido rompió la quietud de la noche: el crujir de unas ramas. Mi corazón comenzó a latir con fuerza en mi pecho, y mis piernas, temblorosas, se negaban a moverse. "Este es mi fin," pensé mientras mi mirada aterrorizada se clavaba en la figura que emergía de entre las sombras.

–Un gran lobo negro apareció ante mi, con ojos penetrantes que reflejaban un odio intenso. El animal se acercaba lentamente, olfateándome , y sus gruñidos resonaban en el silencio del bosque. No podía moverme, ni siquiera respirar. Cada segundo se estiraba como una eternidad, mientras el lobo, con su imponente figura, se aproximaba más y más.

Azahia:

—Por favor, no me hagas daño —le suplicaba con desesperación, cuando, de repente, vi ante mis ojos cómo Vladis se transformada.

Vladis:

—Respire furioso—. Ahora vendrás conmigo —dije con voz amenazante—. Tu castigo será aún mayor. —La jale bruscamente del brazo—. Camina, si no quieres ver nuevamente a mi lobo, y te aseguro que en esa forma no voy a poder controlarlo.

Azahia:

–Asentí con la cabeza, aterrorizada. Sentía que el corazón me iba a estallar, pero sabía que si no obedecía, todo podría empeorar. Caminamos largo rato hasta llegar a una imponente mansión. Vladis indicó a una de las empleadas que me llevara a una habitación. ¿Qué va a pasar conmigo? —me pregunté con miedo, mientras me conducían al interior de la casa.

El odio del AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora