¿Donde rayos está Azahia?

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Vladis:

–Con pasos firmes y decididos, me dirijo a los calabozos donde Azahia ha permanecido durante semanas. La oscuridad del lugar y el eco de mis botas contra el frío suelo de piedra parecen reflejar el peso de la tensión que llevo en mis hombros. Al llegar frente a la celda donde debería estar, la veo vacía. La furia comienza a crecer en mi interior como una tormenta imparable. 

–Me giro bruscamente hacia los guardias, cuyas miradas reflejan un temor que no pueden disimular. Antes de que puedan balbucear alguna excusa, uno de ellos, con la voz temblorosa, se atreve a hablar:

—Alpha, no está… escapó.

Vladis:

–La ira me consume al escuchar esas palabras, y mi voz retumba en el pasillo como un trueno, implacable y amenazante.

—¡¿Escapó?! Será mejor que la encuentren o ustedes pagarán por su incompetencia con algo más que sus vidas.

–Los guardias asienten con nerviosismo, su miedo es evidente en sus gestos torpes mientras retroceden ligeramente, conscientes de que mi paciencia se está agotando.

–Apenas puedo contener mi rabia, pero mientras respiro profundamente, capturo en el aire un aroma familiar, uno que no había percibido antes. Un giro inesperado en esta historia. Mi olfato no me engaña: Azahia está embarazada, lleva un cachorro, y ahora más que nunca necesito tenerla de vuelta. Mi mente es un torbellino de pensamientos oscuros. Azahia, maldita seas, ¿qué has hecho?

–La furia arde en mis venas mientras me dirijo hacia el exterior, mis pasos resuenan en la noche mientras me adentro en el bosque. La luna ilumina el camino, pero en mi mente solo hay sombras. Dondequiera que estés, Azahia, te encontraré.,Y cuando lo haga, verás de lo que realmente soy capaz. La verdadera maldad y crueldad te alcanzarán, y te arrepentirás de haberme desafiado.

El odio del AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora