Capítulo 09 ~ Wyverns

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El agresivo aleteo del wyvern hizo que los mercenarios salieran volando por la pared rocosa como hojas otoñales. Riftan se escondió detrás de un peñasco y ahogó una maldición. Habían perdido dos de los dispositivos mágicos.

Aferrando el dispositivo restante en la mano, evaluó la situación. Cada vez que el wyvern agitaba su masivo cuerpo, las redes parecían peligrosamente a punto de romperse. La pared rocosa temblaba como si estuviera a punto de derrumbarse.

Riftan esperó a que el temblor remitiera un poco antes de bajar más y clavar el dispositivo en la pared. El maná del monstruo pareció activarlo, y enseguida disparó docenas de cadenas blancas que envolvieron al wyvern.

La criatura dio otro furioso aletazo y las cadenas se desprendieron. Maldiciendo, Riftan desenvainó su daga.

Justo cuando el wyvern estaba a punto de salir volando del barranco, sonó una explosión ensordecedora a lo lejos. Una bala de cañón se precipitó sobre la bestia y la estrelló contra la pared rocosa. Los escombros cayeron tras ella.

— ¡Maldición!

Riftan se movió con rapidez, pero el violento temblor le dificultó esquivar las rocas que caían. Consideró brevemente la posibilidad de saltar y dejar que el mago lo atrapara, pero enseguida descartó esa idea. No había ninguna garantía de que el frágil mago estuviera lúcido en esta situación de desastre.

Probablemente huyera tan rápido como sus flacas piernas se lo permitieran.

Riftan hacía ya mucho tiempo que había aprendido que lo único en lo que podía confiar era en sus dos manos. Mientras el wyvern parecía aturdido, aprovechó la oportunidad para empezar a escalar la pared rocosa.

Le llevó un buen rato llegar a la cima. De un salto subió a la superficie de piedra y evaluó la escena. Bajo el mando del vizconde, siete catapultas lanzaban cañones sin descanso mientras una ballesta gigante disparaba lanzas del tamaño de troncos. La moral de los soldados parecía alta.

Tras resistir impotente el bombardeo, el wyvern retrocedió hacia el barranco. No era una buena señal.

Al asomarse al oscuro abismo, Riftan pudo distinguir la forma sombría del wyvern agazapado y preparado para saltar. En cuanto el ataque de los soldados disminuyó, el monstruo salió de la abertura como una flecha. Las cadenas restantes se rompieron y el wyvern desplegó las alas y salió disparado hacia el cielo.

Todo habría acabado si la criatura hubiera salido volando, pero no tuvieron tanta suerte. Al alcanzar las nubes, el wyvern descendió en espiral y se lanzó a una velocidad aterradora hacia los soldados.

Las flechas rebotaron inofensivamente en la dura piel del monstruo. Un aleteo de sus grandes alas provocó una ráfaga que astilló dos catapultas en un abrir y cerrar de ojos. El wyvern se lanzó al aire de nuevo. Era imposible saber dónde atacaría a continuación, y los soldados se dispersaron presas del pánico.

Riftan soltó una risa exasperada. ¿Cómo iba a trabajar con una tropa tan desorganizada? Los magos no eran más que charlatanes, y los supuestos soldados «particulares» a sueldo eran un montón de hombres inútiles. Para colmo, él ya había ido más allá de lo que le pagaban.

Estoy siendo miserablemente mal pagado por esto.

Se acarició la barbilla con una mano enguantada. Mientras contemplaba su próximo movimiento, vio a otro wyvern escabulléndose por el barranco.

Riftan suspiró. Parece que las cosas han empeorado.

Una enorme llamarada surgió desde abajo y Riftan entrecerró los ojos.

Debajo del roble ~ Libro 06 [Riftan] Historia paralelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora