Capítulo 26 ~ Ultima noche

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A partir de ese día, Riftan evitó la sala de banquetes. Triton suspiró resignado al ver a su vicecomandante pasar los días blandiendo una espada en los campos de entrenamiento.

— Pensé que estabas siendo inusualmente dócil estas últimas semanas. ¿ Ya estás cansado de la inacción?

— Pronto partiremos hacia el castillo de Drachium, ¿no es así? - replicó secamente Riftan, blandiendo su espada en el aire. - Debería aflojar los músculos antes de eso.

Triton observó en silencio a Riftan con los brazos cruzados antes de bajar los escalones, desenvainando su propia arma.

— Qué bien. Yo también tengo ganas de un poco de acción, ¿qué te parece un combate? Hace tiempo que no lo hacemos.

Riftan bajó la espada bastarda con un suspiro. Llevaba cinco horas seguidas entrenando y estaba empapado en sudor. Secándose la frente, recogió la túnica que había desechado antes.

— No te lo aconsejo. No quiero privarte permanentemente del uso de los brazos.

— Cielos, parece que el vicecomandante teme ser humillado — se burló Triton, levantando la vista.

Riftan siguió la mirada del comandante y contrajo el entrecejo cuando vio a un grupo de mujeres nobles alineadas junto a la ventana. Sus días no parecían consistir más que en pasear tranquilamente por la propiedad, beber té y ver entrenar a los caballeros. Como alguien que no había holgazaneado ni un solo día de su vida, Riftan encontraba incomprensible semejante estilo de vida.

— Servir a una noble es el más alto deber de un caballero. Seríamos negligentes si negáramos a estas encantadoras damas su entretenimiento.

— Ya estás otra vez — dijo Riftan, sacudiendo la cabeza —, siempre soltando...

Se quedó helado cuando alguien le llamó la atención. Sentada junto a la ventana del quinto piso estaba Maximilian Croyso. Aunque estaba a cierta distancia, Riftan podía sentir su mirada curiosa clavada en él. Sus siguientes palabras se le escaparon antes de saber lo que decía.

— De acuerdo. Te seguiré la corriente para pasar el rato.

— Me encanta tu insolencia.

Después de quitarse el abrigo y ponerse el equipo de protección ligero, Triton se puso en posición. Le dedicó a Riftan una sonrisa relajada.

— Eso hace que sea aún más gratificante cuando te pongo en tu lugar.

Riftan resopló y levantó la espada. Triton hizo varias fintas con la espada antes de cargar a la velocidad del rayo. Pronto, el sonido del metal al chocar llenó el campo de entrenamiento.

Mientras esquivaba los furiosos ataques de Triton, Riftan tuvo que luchar contra el impulso de comprobar si ella seguía mirando. Podía entrenar todo el día si eso significaba dejar una impresión duradera en ella. Empezaba a molestarle que aquella persona que le había robado tanta atención no se preocupara por él en absoluto.

— ¿Dónde tienes la cabeza?

Al notar que Riftan tenía la mente en otra parte, Triton se abalanzó con un fuerte golpe de su espada. La feroz ofensiva sacudió los nervios de Riftan. Después de esquivar justo a tiempo, se lanzó al contraataque. Al poco tiempo, Tritón apretó los labios y su espada se frenó. Riftan recobró el sentido y retrocedió.

— Maldita sea, no pretendía lastimarte el brazo.

Riftan bajó el arma y miró al caballero mayor con visible preocupación.

— ¿Dije que habíamos terminado? — refunfuñó Triton —. Todavía puedo luchar.

— Te estás recuperando — dijo Riftan, más molesto consigo mismo que con el comandante —. ¿Realmente quieres lisiarte por algo tan trivial?

Debajo del roble ~ Libro 06 [Riftan] Historia paralelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora