El duque de Croyso organizó una ceremonia de boda para el día siguiente, seguramente para que Riftan no tuviera tiempo de cambiar de opinión.
Riftan se paseaba por la habitación como una bestia enjaulada. La culpa lo carcomía por la pesada carga que había impuesto a sus hombres a cambio de la vida de su padrastro. No se hubiera sentido tan mal si los caballeros hubieran arremetido contra él por su egoísta decisión. Sin embargo, a pesar de su ardiente rabia por las acciones del duque, ninguno de los Caballeros Remdragon había levantado una sola protesta.
Riftan se dejó caer en una silla y se agarró la cabeza dolorida. Como comandante, era justo que ignorara la difícil situación de su padrastro, pero le resultaba imposible hacerlo.
No podía abandonar al hombre dos veces. Cerró los ojos con fuerza. El recuerdo de su padrastro llorando en silencio en la oscuridad el día del funeral de su madre permanecía en su mente. El hombre había renunciado a doce años por ellos. Riftan no podía permitir que perdiera la vida por un hijo falso después de haber conseguido por fin formar una familia propia.
— La boda se celebrará esta tarde.
El mayordomo llegó a mediodía, acompañado de una multitud de sirvientes, para entregarle su atuendo ceremonial. Riftan frunció el ceño ante las galas de terciopelo y seda, y los sirvientes se apresuraron a retirarse. El mayordomo fue el único que no se inmutó.
— El sumo sacerdote presidirá la ceremonia, y los nobles orientales asistirán como testigos. Debemos darnos prisa o llegaremos tarde.
La mirada altiva del mayordomo parecía advertir que hacer esperar al clero y a los nobles por alguien como él sería muy inaceptable. Riftan le arrebató la prenda al mayordomo. Aunque se sentía como si pudiera despedazar a alguien, ese alguien no era, desde luego, aquel anciano escuálido.
— Vete. Puedo vestirme solo — entonó Riftan con frialdad.
El mayordomo le dirigió una mirada escéptica antes de salir de la habitación con los sirvientes. Riftan se desnudó, se puso el nauseabundo traje y se miró en el espejo. Verse en la pantomima de un noble le produjo náuseas. Reprimiendo el impulso de hacer pedazos el atuendo, apartó la mirada.
Llamaron a la puerta. Sujetándose la espada a la cintura, Riftan salió al pasillo donde le esperaban los caballeros del duque. Todos vestían armadura completa.
— Tenemos que escoltarte hasta la capilla.
Riftan apretó los dientes mientras los caballeros lo conducían a la capilla del castillo. La escena se parecía más a la de unos carceleros llevando a un prisionero a las mazmorras. Un silencioso aluvión de maldiciones pasó por su cabeza, pidiendo la desgracia para todos y cada uno de los que el duque tocaba; sus vasallos, sus sirvientes y todos sus asociados.
Cuando entró en la capilla y su mirada se posó en Maximilian Croyso en el altar, todos esos pensamientos se desvanecieron como la nieve derritiéndose al sol. Sólo se veía su espalda, pero aún así la visión le dejó helado en la entrada. Llevaba un vestido marfil tan pálido como su tez. Sus ojos recorrieron su blanca nuca, su esbelta espalda y su diminuta cintura.
La cola plateada de su vestido de novia ondulaba como las nubes sobre el suelo de mármol, y perlas brillaban en su cabello, elegantemente recogido con pasadores de color rosa. Su corazón se estrujó ante la visión de una impresionante belleza.
Dejó escapar un gemido agónico. Era insondable cómo podía sentirse así, incluso en una situación tan humillante. La confusión, el deseo y la culpa llenaron su mente.
— Haz tu entrada — le instaron los caballeros cuando Riftan permaneció clavado al suelo.
Subió lentamente por la alfombra carmesí. Los nobles estaban sentados en los bancos de alrededor, con miradas llenas de lástima y burla. Ignorando sus miradas, Riftan ocupó su lugar junto a Maximilian. Ella lo miró cautelosamente con ojos grises nublados.
ESTÁS LEYENDO
Debajo del roble ~ Libro 06 [Riftan] Historia paralela
FanfictionAl fin llegamos al ultimo libro de la primera temporada de esta hermosa novela.