El invierno de aquel año fue más duro que nunca, y Riftan se entregó a las restauraciones de Anatol como un poseso. A pesar de mantenerse ocupado con las renovaciones del castillo y la construcción de las murallas a lo largo de la frontera, su orgullo destrozado se negaba a repararse.
De pie frente a la almena, Riftan apretó la mandíbula mientras miraba la tierra helada. Cada vez que cerraba los ojos, veía la mirada desdeñosa del duque de Croyso. Por la noche, esa imagen se convertía en los ojos aterrorizados de Maximilian. Riftan se llevó una mano a la cara, horrorizado consigo mismo por sus sentimientos persistentes después de toda la humillación que había sufrido.
Ya era hora de que se liberara de aquella fantasía sin sentido. Ni siquiera era digno de arrodillarse ante ella.
Un gusano debe mantenerse en el suelo. Mirar más alto sólo traerá desgracias.
Las palabras de su padrastro resonaban ahora con una verdad hasta los huesos. Su existencia sólo le hacía sentirse más desgraciado. Mientras sintiese algo por ella, tendría que cargar con ese dolor el resto de su vida. Pasaría el resto de sus días en una soledad abyecta, todo porque no podía tener a una sola mujer.
Tengo que dejarla ir ahora.
No deseando degradarse más, Riftan juró no volver a pisar el castillo de Croyso. No se permitiría buscarla nunca más. Se acabaron los viajes oportunistas al ducado para echar un vistazo a una mujer que lo consideraba una peste.
Descendiendo de la muralla, Riftan se encaminó hacia su sombrío castillo. Rezaba para que, volviendo a imaginar su humillación pasada, pudiera borrarla de su corazón.
*****
Unos pocos meses después, cuando la ola de frío llegaba a su fin, comenzaron a circular rumores sobre el despertar del dragón en las Montañas Lexos. Cada reino envió su propia partida de exploradores al Bosque Nublado. Cuando todos acabaron masacrados, los Siete Reinos iniciaron los preparativos de la campaña en serio.
Miles de soldados fueron enviados a acampar alrededor de las montañas Lexos. Fiel a las predicciones del Rey Reuben, fue una época de gran agitación. Los aterrorizados ciudadanos recogieron lo que pudieron y se dirigieron en masa hacia el norte. La larga procesión de plebeyos que huían parecía no tener fin, y los nobles terratenientes luchaban por impedir que sus siervos siguieran su ejemplo.
El Duque de Croyso se llevó la peor parte de la situación. Riftan arrugó la frente al leer el informe del explorador. Al recibir el decreto real de partir a la batalla, el duque había convocado a sus vasallos para deliberar. Riftan no pudo evitar preguntarse de qué manera el astuto hombre intentaría salirse con la suya de este aprieto.
Sus labios se torcieron en una sonrisa cínica y arrojó el pergamino al fuego. Las llamas ardieron, iluminando brevemente la tienda de las barracas con un resplandor brillante. Atizó el fuego con la leña para asegurarse de que el informe se quemaba por completo antes de salir. El cielo nocturno se teñía con la luz del amanecer y unas siluetas azuladas se cernían sobre el bosque neblinoso.
A cambio de su exención de la campaña, los nobles terratenientes de las regiones occidentales habían recibido el encargo de acampar cerca de las montañas Lexos para defender la frontera del reino de los monstruos. La población de monstruos en estas zonas ascendía a cientos de miles, y la aparición de un depredador supremo provocaría una migración masiva. Era deber de los nobles occidentales impedir que las criaturas invadieran Wedon.
Riftan estaba ocupado inspeccionando el bloqueo improvisado cuando un soldado corrió hacia él.
— Sir Riftan, un mensajero del castillo de Croyso pregunta por usted.
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Debajo del roble ~ Libro 06 [Riftan] Historia paralela
أدب الهواةAl fin llegamos al ultimo libro de la primera temporada de esta hermosa novela.