Capítulo 20 ~ Un peculiar contrincante

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El juramento del mago erizó la piel de Riftan. Golpeó la jarra contra la mesa, pero Ruth no pareció inmutarse y siguió celebrando, comprando cerveza para todos los presentes.

Riftan observó las payasadas de Ruth con los ojos entrecerrados antes de lanzar un suspiro y ponerse en pie. Estaba a punto de subir las escaleras hacia su habitación cuando un hombre borracho le pasó el brazo por los hombros.

— Realmente eres especial, ¿verdad? — dijo riendo a carcajadas —. Todo Balbourne está alborotado ante la posibilidad del primer campeón plebeyo en décadas. Así que, cuéntame. ¿Qué se siente al ser famoso?

Riftan frunció el ceño e intentó zafarse del brazo del hombre. En ese momento, se oyó un bramido agrio desde el asiento de la esquina.

— ¡Tontos! ¡Celebrando cuando un perro pagano está a punto de reclamar lo que es nuestro!

La taberna enmudeció como si todos hubieran sido rociados con agua helada. Riftan se volvió hacia la voz. Tres hombres con uniforme de centinelas estaban sentados alrededor de una pequeña mesa llena de jarras vacías. Uno de ellos, con la cara enrojecida por la bebida, señaló a Riftan con el dedo.

— El codiciado premio de este año es la espada de uno de los caballeros de Darian el Monarca. El legado del héroe del continente occidental está a punto de caer en manos de un pagano adorador de espíritus del desierto, ¿y aun así todos ustedes se ríen y se alegran?

— ¿Qué has dicho? — Ruth se puso en pie de un salto, furioso —. El maestro Calypse no es un pagano. En el año que llevo viajando con él, nunca le he visto hacer nada que vaya en contra de la voluntad de la iglesia. ¿Con qué pruebas haces tales acusaciones?

— ¿Pruebas? ¿Para qué las necesitamos si lo lleva escrito en la cara? — El hombre agitó la mano, resoplando ruidosamente —. Es indignante que a un canalla inmoral que vende partes de monstruos se le haya permitido presentarse ante Su Santidad.

Los mercenarios reunidos en el otro extremo de la taberna enseñaron los dientes al centinela.

— ¡Oye! — gritó uno de ellos —. ¿Tienes algún problema con nuestra forma de ganarnos la vida?

El centinela retrocedió antes de levantar la barbilla.

— Sólo digo la verdad.

Un fornido mercenario arrojó su jarra de cerveza y resopló.

— Maldita sea, ¿no puede un hombre disfrutar de su bebida en paz sin que un bastardo intente buscar pelea?

A medida que el ambiente se volvía cada vez más hostil, los otros centinelas daban codazos en las costillas a su compañero. El centinela hablador por fin pareció darse cuenta de la tensión y miró en silencio alrededor de la taberna.

Riftan rompió por fin su silencio.

— Ya que parece que te molesta que gane, te daré la oportunidad de detenerme. Si consigues hacerme aunque sea un rasguño, perderé el próximo combate. ¿Qué me dices?

El centinela retrocedió visiblemente y miró la espada en la cintura de Riftan. Aunque estaba claro que no tenía ningún problema con burlarse en público, su bravuconería parecía desaparecer ante la perspectiva de enfrentarse a Riftan en combate singular. El hombre cerró la boca.

Riftan le miró con desprecio antes de dar media vuelta y subir la escalera. Ruth hizo un tímido intento de seguirlo, pero Riftan se lo impidió con una mirada feroz. Ya era bastante vergonzoso que semejante desaire hubiera conseguido enfurecerlo como para tener que escuchar palabras vacías de consuelo.

Tras cerrar de un portazo la puerta de su habitación, Riftan se quitó el equipo de protección y lo arrojó a un rincón. La luz azulada de la luna se filtraba por la ventana abierta. Contempló la luna creciente por un momento antes de dejarse caer sobre la cama.

Debajo del roble ~ Libro 06 [Riftan] Historia paralelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora