Capítulo 28 ~ Reviviendo Anatol

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Después de visitar al rey en el castillo de Drachium, Riftan se dirigió a Anatol. La incómoda punzada persistió incluso cuando llegó a su hogar.

Miró por la ventana de la sala del consejo hacia el sombrío jardín, con expresión grave. Ruth estaba informando sobre el progreso de la construcción de la muralla.

El mago le lanzó una mirada cautelosa y preguntó.

— ¿Habían noticias desafortunadas en Drachium?

La pregunta sacó a Riftan de sus pensamientos y levantó la cabeza.

Suspirando, Ruth dejó caer una montaña de pergaminos sobre la mesa.

— Supongo que esos nobles intentaron provocarte otra vez.

Riftan no confirmó ni negó la suposición del mago. Tomó una hoja de pergamino de la pila, pero no pudo registrar ninguna de las palabras. Tras frotarse las sienes, se puso en pie y salió de la habitación.

Sus confusos pensamientos empezaron a aclararse mientras caminaba por el pasillo con corrientes de aire, observando el viejo castillo. Se lo habían concedido el mismo año en que se convirtió en caballero. Tras casi un siglo de abandono, el lugar seguía teniendo un aspecto deteriorado a pesar de todo el dinero que había invertido en él durante los últimos años. Sus labios se torcieron en una sonrisa amarga cuando inconscientemente empezó a compararla con la residencia Croyso. Finalmente, había despertado de su estúpida fantasía.

Abandonó el castillo a caballo para inspeccionar el terreno. Pronto quedó claro que Anatol se encontraba en un estado lamentable. Las frecuentes redadas de duendes en las tierras de labranza mantenían a los campesinos en la pobreza, y a pesar de que Riftan pagaba un buen dinero para que un gran número de trabajadores construyeran la muralla, la cosecha disminuía cada año. En general, las condiciones de vida no mejoraban.

¿Cuánta sangre y sudor serían necesarios para hacer habitable esta tierra desolada? La parte racional de su mente gritaba que Anatol no era diferente de un monstruo chupador de dinero. Después de todo, este lugar sólo le había sido concedido como una formalidad para convertirlo en caballero vasallo. No había razón alguna para drenar su fortuna en su nombre. A pesar de reconocer esta realidad, sintió el peso de la responsabilidad sobre sus hombros.

Los aldeanos de aquí le veneraban. Cada vez que hablaba con ellos, sentía que algo punzaba en una conciencia que ni siquiera sabía que tenía. El hecho de tener la vida de estas personas en sus manos le pesaba en el corazón y se sentía incapaz de apartarse. Así, desde entonces había estado agotando la fortuna que había amasado para financiar la enorme empresa que suponía la construcción de la muralla.

Juzgando por las destartaladas cabañas, los carros desvencijados que se deslizaban por los caminos embarrados y los residentes vestidos de forma desaliñada, una muralla por sí sola parecía insuficiente. Una expresión preocupada se dibujó en el rostro de Riftan mientras emprendía el camino de vuelta al castillo. En cuanto vio la estructura en ruinas, su humor se desplomó aún más. De repente, se preguntó qué cara pondría Maximilian Croyso si viera el castillo de Calypse. Como exaltada hija de un duque, sin duda se quedaría pasmada ante la existencia de una morada tan miserable.

Una risa se le escapó. Como si ella fuera a venir aquí. Lo mejor sería alejarla de sus pensamientos lo antes posible. Aun así, ¿cómo podía rechazar las fantasías que le venían cada noche? Parecía imposible dejar de actuar como un joven adolescente absorto en ensoñaciones.

De vuelta en la sala del consejo, Ruth estaba garabateando en un pergamino.

— ¿Estabas inspeccionando la obra? — dijo el mago sin levantar la vista.

Debajo del roble ~ Libro 06 [Riftan] Historia paralelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora