— Finalmente — murmuró Hebaron —. Estoy impaciente por comer y beber todo lo que quiera.
La voz del fornido caballero rebosaba expectación mientras acercaba su montura a la de Riftan.
Cuando entraron en el castillo, Riftan respiró hondo. Habían pasado diez años desde la última vez que estuvo aquí. Los viejos recuerdos se despertaban con cada visión familiar. Los arbustos y las coloridas flores que bordeaban el camino pavimentado le llamaron la atención a su paso. Finalmente, el castillo principal quedó a la vista.
— Conocía la reputación del duque — dijo Ursuline —, pero debo decir que estoy impresionado.
El caballero era vástago de una prominente casa noble, pero su voz se llenó de asombro al contemplar la magnífica estructura.
Después de desmontar y confiar las riendas a los sirvientes, los caballeros subieron los escalones de mármol en una sola fila. Atravesaron unas puertas arqueadas que se alzaban a veinte kevettes de altura y se encontraron en un vestíbulo dorado a la luz de miles de velas.
El amplio espacio parecía contener todos los lujos que uno pudiera imaginar. Una lámpara de araña colgaba del techo abovedado, iluminándolo todo, y todas las ventanas eran de cristal. Riftan escudriñaba las armaduras doradas que cubrían las paredes de yeso blanco con disgusto apenas disimulado cuando sonó una voz altiva.
— He oído las noticias victoriosas. Lo han hecho muy bien.
El duque bajó las escaleras escoltado por sus guardias personales.
— Los caballeros reales llegaron anoche. He preparado habitaciones para ustedes también, así que pónganse cómodos.
Triton dio un paso adelante.
— Le agradecemos su hospitalidad, Excelencia.
El duque de Croyso evaluó en silencio al comandante antes de señalar con la cabeza a las sirvientas que esperaban entre bastidores.
— Lleven a nuestros invitados a sus habitaciones.
En cuanto se dio la orden, decenas de sirvientes se apresuraron a bajar las escaleras. Los caballeros los siguieron por el vestíbulo, mientras un grupo de nobles risueñas los observaban desde el rellano del segundo piso.
Riftan se preguntó si serían las esposas de los caballeros que asistían al banquete. Sintiéndose como un espectáculo frunció el ceño, irritado. Fue en ese momento cuando su mirada se clavó en la mujer que estaba de pie al final del pasillo.
Riftan se congeló. Aunque las sombras en las que se ocultaba le impedían distinguir su rostro, pudo ver que tenía el pelo tan oscuro como el vino tinto. Tragó saliva con la garganta contraída. Cuando dio un paso hacia ella sin darse cuenta, la mujer se puso nerviosa y se escondió detrás de una columna.
— ¿Sir Riftan? ¿Le ocurre algo?
Gabel Lachzion miraba a Riftan con expresión desconcertada. Riftan consiguió recuperar la compostura y se dio la vuelta.
— No, no es nada.
No podía saber si la mujer era ella o no. Independientemente de la respuesta, no era asunto suyo. Se alejó mientras se reprendía a sí mismo por insistir en un recuerdo de hacía una década. Sin embargo, incluso cuando regresó a su habitación, su ansiedad no desapareció.
Se echó el pelo hacia atrás y abrió la ventana. Anochecía en los amplios jardines que solía atravesar transportando carros de estiércol de caballo o leña. De pronto se dio cuenta de lo mucho que había cambiado su vida. Al escapar de este lugar aquel fatídico día, nunca había imaginado que volvería como caballero.
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Debajo del roble ~ Libro 06 [Riftan] Historia paralela
FanficAl fin llegamos al ultimo libro de la primera temporada de esta hermosa novela.