Tn cree que Jungkook es perfecto para su vagina y para perder con él su virginidad, pero ella es la hermana de Jimin su mejor amigo... está prohibido mirar, tocar y menos tener sexo con ella.
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—Mocosa, levanta de ahí, tienes que comer —Jimin estaba sentado en mi cama enfadado.
—No tengo ganas Jimin —le decía hundiendo mi rostro en la almohada. No quería que viera mis ojos y mi nariz rojos de tanto llorar.
—A ese lo mato yo, te juro que lo mato —levanté mi rostro y me puse frente a él.
—Prométeme que no le dirás nada, prométeme Jimin —cogí con desesperación su camiseta y la apreté.
—¿Y que quieres que haga cómo si nada cuándo lo vea? Se lo dije mocosa, se lo dije alto y claro —respiró fuerte—. Como le vuelvas a hacer daño a mi hermana te mato.
—Es que no me ha hecho nada, solo es que no quiero estar con él, sólo es eso. ¿No puedes entenderme? —le mentí, y es que no quería que mi hermano y Jungkook se volvieran a pelear.
—Pero no lo entiendo, ¿por qué estás tan afectada entonces?, si lo quieres dejar pues lo dejas y punto, pero en el estado que estás no me gusta verte, ¿lo entiendes? —Jimin sufría siempre que me veía sufrir a mí.
—No te preocupes comeré, ¡vale?...Lo haré si es lo que quieres, pero no le digas nada —lo besé en la mejilla.
—No te entiendo, de verdad que no te entiendo....te doy cinco minutos y si no bajas a comer te bajo yo a cuestas, ¿ok? —se fue maldiciendo.
¿Porqué me había hecho tanto daño Jungkook?
¿Porqué no me quería tanto como lo quería yo?
Estaba tan decepcionada, me sentía tan mal. Decía que no era su culpa, que era de la arpía mal nacida y creída de Rebeca, ¿porqué no le dejó las cosas claras desde el principio? ¿Porqué la dejó estar a nuestro alrededor haciendo lo que le daba la gana?
—TN, cariño —Eun-ji apareció.
Al verla mis lloros se intensificaron, mis lágrimas eran ya un desastre.
—Eun-ji, ¿Qué hice tan mal para que se haya comportado así conmigo? —cerró la puerta con llave para que Jimin no nos oyera, vino hacia mí corriendo y se tumbó a mi lado en la cama.
—¿Qué es lo que te hizo ahora ese cretino?
Al fin los vi juntos, estaba follando con Rebeca en el baño —se me contrajo el pecho, el recuerdo era demasiado doloroso— los pillé amiga los pillé —hundí mi rostro en su pecho.
—Es un asqueroso, ¿no puede poner a descansar un poquito su cebolleta? Vaya conque la tiene sensible el tío.
—Me dijo que no era cierto, que fue ella la que quería, que en ningún momento pretendía hacerlo.
Me miró extrañada.
—¿Y tú qué dices, lo crees?
—No sé, ya no sé qué creer, pero da igual. Sea cierto o no, debió haberla mandado lejos de nosotros. Sin embargo la dejó merodeando a nuestro alrededor hasta que... —no quise repetir lo mismo que me hacía daño—. Yo sabía que pasaría, te lo dije...me duele mucho Eun-ji me duele mucho -- apreté mi pecho por el dolor que me producía recordar las imágenes que vi en el baño. Cerraba los ojos y los veía, quería dormir y los veía daba igual donde estuviese porque veía a Rebeca encima de Jungkook moviendo sus caderas para sentir el placer de tenerlo debajo...no podía soportar esa imagen.
—Tranquila cariño, aquí estoy contigo. No te dejaré sola, sabes que no lo haré —tocaba mi pelo y yo me abrazaba a mi refugio que es lo que era ella para mí.
JUNGKOOK
—¿Cómo pudiste hacer eso? ¿Te volviste loco? —Taehyung me regañaba.
Estaba sentado a mi lado en el sofá de nuestro apartamento. Mis manos tiraban de mi pelo y yo quería hacerlo por el puente más grande que había en Seul.
—Te prometo que yo no hice nada, fue Rebeca que se montó encima de mí, yo solo quiero a TN, sólo a ella —pegué un golpe en la mesa que tenía delante.
—¡Joder para!, es el quinto golpe que le has dado a la pobre mesa, como si ella tuviese la culpa —Taehyung respiró fuerte intentando calmarse.
—¿Qué hago ahora...dime, ¿qué hago ahora sin ella? Piensa que soy un mujeriego, pero ya no lo soy Tae —volví a dar otro golpe fuerte a la mesa, Taehyung se tiró hacia atrás en el sillón y puso sus ojos en blanco.
—Lo primero que tienes que hacer es ducharte, llevas tres días con ese asqueroso chándal.
—¿No me entiendes, verdad? ¿Y qué mierda me importa ahora el puto chándal si lo que me preocupa es que he perdido a TN?
—Pues tú has tenido la culpa —se puso frente a mi cara enfadado—. Por no querer hacerle daño a una chica que le ha estado haciendo la vida imposible —cerró los puños de la rabia— le has hecho daño a la que de verdad quieres...y la otra, a esa que le dices amiga...¿eso es ser amiga? Venga Jungkook, esa chica es una arpía...pero el bueno de Jungkook se las follaba a todas y se comportaba cómo todo un tío, pero no has sido capaz de decirle a esa aprovechada que todo acabó...eres un cobarde.
Yo solo veía el suelo y no le dije nada. Sabía que lo que decía era la maldita verdad, pero no tenía que ser tan duro conmigo.
—Me merezco lo peor, ¿verdad? —froté mi rostro fuerte con sus manos—. Tengo que hablar con ella, tengo que contarle la verdad y tiene que creerme...Tae, dime qué pronto estará junto a mí de nuevo...dilo...
—Yo te digo lo que tú quieras, pero hazme el favor y te duchas y comes algo que vas a caer enfermo, ¿no ves la cara que tienes?
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Llevaba dos días cómo un fantasma por la casa, mi pelo era un puro desastre y mi olor por no darme una ducha era desagradable para mis amigos.
Jin entró y me vio de nuevo de esta forma tan deplorable, suspiró y se dirigió rápido hacia nosotros que aún estábamos sentados en el sofá.
—¿Así seguimos ? —Jin cogió mi brazo—. Se acabó Jungkook, tienes que entrar en razón, cometiste un error y tienes que solucionarlo cómo el hombre que eres...porque ser hombre no es sólo tirarte a las tías, es también saber cuándo pedirle perdón a la que te gusta o a la que quieres, ¿te enteras?...así que andando, a la ducha.
Me levanté sin ganas y me dirigí al baño, pero no porque tuviese ganas de bañarme, sino para no escuchar a mis dos amigos por más tiempo.
Tenía que hablar con ella, y tenía que creerme, no había tenido culpa. O tal vez sí... debí haberle dejado claro a Rebeca que no quería tenerla tan cerca de nosotros. TN había sufrido por ella y por mí que no había puesto remedio alguno.
Quité mi ropa y me adentré a la ducha, le di al agua caliente y cuando calló por mi espalda, lloré.
Llevaba tanto tiempo sin hacerlo, sin embargo desde el día que estuvimos juntos en la cascada, salían sin encontrar el control con qué pararlas...