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JUNGKOOK

—Amor, no podré acompañarte. Pero te deseo todo lo mejor, yo sé qué será todo un éxito como las demás exposiciones que has tenido —Nataly me arreglaba la corbata para que  fuese impecable esta noche.

Cogí sus manos y se las besé.

—Y yo espero que te diviertas ésta noche con tus amigas —se agarró a mi cuello y se echó en mi pecho. La abracé.

El recuerdo de TN inunda mi mente cada vez que hablo de matrimonio con Nataly, pronto la haré mi esposa y ese día delante del torno junto a TN se me aparece tan nítido que me asusta. Ese en el que le dije que me casaría con ella en un futuro.

Lo quise guardar en lo más recóndito de mi cerebro pero no, ahí está ella preciosa sentada en el suelo con sus piernas entrelazadas frente a la arcilla haciendo la preciada escultura que tanto he amado desde que la vi allí enterrada debajo del árbol.

Se me revolvieron las entrañas al pensar en ello otra vez. Como me acerqué a ella, como quise hacerle el amor, o la maldita cosa que hacía ese tiempo con ella. Y como siempre fue más inteligente que yo, me rechazó. Decía que era por estar en la universidad, mala excusa porque ahí es donde comenzó mi adicción por esa niña ingenua e infantil. El corazón me ha dado un pinchazo en este momento.

Después de ser rechazado la tumbé en el suelo y con todo lo que me abrasaba la besé. Necesitaba sus besos desesperadamente ahora, ahogué ese pensamiento que me invade demasiadas veces y me aprieto más a Nataly.  Ahora es un momento de esos y por eso la abracé con más fuerza.

—Amor, ¿que pasa?

—Son los nervios como siempre, ya sabes. La inauguración, la gente a mi alrededor...pero no te preocupes por nada, solo diviértete que yo estaré bien —la besé despacio y con esa entrega que ella siempre me pedía.

Que menos podía hacer si había sido mi tabla de salvamento en este tiempo de sanación.

Se fue y yo también lo hice.

Conducía viendo las luces de la ciudad y pensando que me gustaría ir a ver las de Seul muy pronto. Tal vez se las enseñaría a Nataly para que viera lo diferente que era mi nación.

Llegué a la entrada del edificio donde sería la inauguración de la exposición de arte.

Éramos tres artistas los que habíamos expuesto nuestras obras.

Salí del auto y el aparcacoches se quedó con la boca abierta. Le tiré las llaves y las cogió al vuelo.

—No me lo ralles, ¿eh? Te prometo que si la noche se da bien te dejaré darte una vuelta con él —le sonreí.

—Señor Jeon, es que tiene una pasada de coche —lo miraba con ilusión y descaro.

—Pues cuidalo, por unas horas es todo tuyo —dicen que las personas cambiamos, pero siempre queda en nosotros esa pizca de rebeldía que tuvimos y mi Aston Martin verde metalizado lo corrobora.

Me adentré sonriendo al interior.

Estaba jodido con la sensación que tenía porque me martilleaba el corazón en el pecho.

—Señor Jeon, bienvenido —un hombre de mediana edad se dirigió a mí.

—Buenas noches, me alegra volver a verlo señor Pattison —nos estrechamos las manos.

—¿Sabe?, ya ha habido muchas personas que se han interesado por sus cuadros, pero el que más éxito a tenido es el del vientre de la mujer embarazada. Que pena que usted no quiera ponerlo en venta —lo que era una pena es haber tenido que pintarlo para sacar mi frustración.

My first love ( + 18 ) Tn & JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora