9 - Debo hacerlo

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Pronto Violeta apareció delante de la morena. Iba con su albornoz. Chiara tuvo un escalofrío al pensar que mañana después de ducharse también se pondría aquel albornoz. Hacia un milenio que no tenía un escalofrío. Cada vez le sorprendía más lo que Violeta provocaba en ella. La observó seria. ¿A que esperaba? Aunque ya había visto gran parte de ella, se moría de ganas de verla... con aquella lencería.

Violeta tiró del cinturón y dejó caer el albornoz. Chiara tragó saliva. Ese jodido sujetador y ese jodido tanga le quedaban mejor de lo que había podido imaginar.

- Gí...gírate. - le dijo, sin poder articular casi nada.

Ella se colocó bien el pelo, haciéndose de rogar y se giró. Eso excitó aún más a Chiara.

Se levantó, observando su espalda, las curvas de su cintura, el perfecto trasero desnudo, solo adornado por ese pequeño hilo que se escondía por un sitio completamente envidiable. Le rodeó la cintura con un brazo y la apretó contra su pecho.

Violeta apoyó su cabeza en el hombro de la morena. Chiara besó su cuello, totalmente expuesto para ella. Acarició con su mano el vientre de la pelirroja, hasta subir hasta uno de sus pechos.

Esto está mal... Chiara es el diablo en persona... Se arqueó al sentir como los dedos de esta acariciaban uno de los pezones. Gimió.

- Eso es... siente lo que te doy... - como esto sea otro jodido sueño no voy a poder aguantar otro despertar de ese modo.

Pero tanto Chiara como Violeta sabían que esto era totalmente real.

Chiara se separó un poco.

- Joder, que calor hace aquí. - se quitó la camiseta y pronto volvió a ponerse, ahora, en frente de Violeta. La besó de nuevo como antes y la tumbó en el sofá. – No sabes lo dura que me tienes, Vio... - bajó su mano hasta el mojado tanga y la metió dentro. Violeta se tensó. - No, cariño... - acarició sus labios con el pulgar - relájate... te va a gustar...

Y eso lo dijo mientras empezaba a tocar el punto más sensible y placentero que la pelirroja tenía.

Violeta arqueó su cuerpo ante Chiara al sentir la primera fricción que hizo. Y eso que aún había ropa entre medio. Poca, pero la había. Deseosa de saber cómo se siente a carne viva.

Chiara apartó las copas del sujetador. Violeta tenía vergüenza. Era la primera vez que se exponía con tan poca ropa delante de alguien. Y Chiara en tan solo cinco días la tenía maullando como una gata. Deseosa, llena de lujuria... destrozando los tabúes. ¿Tabúes? Eso era... lo que iba a pasar entre ellas, no tenía que pasar. Pero... oh dios mío.

La lengua de Chiara empezó a acariciar sus endurecidos pezones, sus dientes los tensaban aún más y la suavidad de sus labios eran como el más caro de los camisones de seda que se hubiera puesto Violeta. Sintió como Chiara apartaba el hilo del tanga, como lo hacía a un lado y pasaba un dedo por el punto más prohibido del cuerpo de Violeta. Chiara fue quien gimió ahora.

Sentirla tan mojada, sentir su suave carne que resbala en mis manos... sentir como se estremece. Esto es lo más excitante que he vivido nunca, joder. Quiero oír como grita mi nombre hasta caer rendida en el mayor orgasmo de su vida.

- Kiki... - murmuró ella, ahora con los ojos entrecerrados.

- Shhh... - dijo inclinándose en su cuello de nuevo - no sabes lo hermosa que te ves, Vio... - dijo su nombre con tanta sensualidad en su tono de voz que se le puso la piel de gallina – te voy a dar placer... mucho... - le mordió el cuello - así que relájate y disfruta...

En ese preciso instante Chiara introdujo un dedo en el interior de Violeta. Le dolió un poco, pero no le dio importancia. Ella volvió a sentir un gemido de Chiara... y como su pene se clavaba en su muslo, mientras la tocaba. La mano de la morena empezó a moverse, adentro, a fuera, en círculos... tan hábil que Violeta sintió que no aguantaría mucho. Un segundo dedo fue a parar en el interior de su vagina. Gimió.

Protégeme - Kivi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora