46 - A veces eres tan inocente

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Las nueve de la noche. Violeta no había bajado para la cena.

- Cariño... - dijo Chiara, picando a su puerta. - Baja a cenar, anda...

- No. - dijo desde dentro de su cuarto.

- Pero si Alex es como de la familia, ¿Por qué te avergüenzas?

- Porque me vio desnuda ¿quizás? Y delante de ti. Y su comentario... ¡Y tú! ¡No le dijiste nada!

- Ya le he metido bronca. Pero nadie tiene la culpa de eso. - rió. - venga nena... baja a cenar.

La puerta se abrió lentamente. Violeta llevaba puesto un pijama de color azul cielo y el pelo alborotado, aun mojado. Sin una gota de maquillaje y con las mejillas encendidas. Adorable.

- Te besaría. - dijo Chiara en la forma verbal del condicional. - Si pudiera y no tuviera que perder la jodida apuesta.

- Entonces hazlo. - sonrió Violeta, olvidándose de la vergüenza. - puedes acabar esto.

- Oh no. Si hay alguien que lo acabará, esa vas a ser tú.

- ¿Quién lo dice? ¿La reina del sexo?

- ¿Quién se ríe? - la repitió Chiara. - ¿La diosa del
Kamasutra?

Y las dos se pusieron a reír. Ya que no podían besarse.... La puerta sonó por enésima vez, aquella noche de lunes.

- No os molestéis. - dijo Alez que se había quedado a cenar, en una 'auto invitación' a la casa Oliver-Hódar. - ya abro yo.

- Dios. - Alez se quedó embobado, mirando los intensos y avellanados ojos de Denna. - Hola... guapa.

- Mmmh... ¿Y tú quién eres? - dijo la rubia pasando adentro de la casa. -creo que aquí viven Kiki y Vio, y no un chulo playa.

- Oh nena, no soy un chulo playa. - dijo cerrando la puerta y apoyándose en el marco de la entrada. Repasando el curvilíneo cuerpo de la joven.

- No piropees tanto. - le espetó ella. - Y bueno, aún peor. Un cordobés... vamos, un armario andante... o un saco de asteroides. Como quieras.

- Qué casualidad, Vio dijo lo mismo de Keeks la primera vez que la vio. Y mira donde están ahora. - alzó la barbilla, hacia la pareja que bajaba por las escaleras.

- Bueno... veo que ya os habéis conocido. - sonrió
Violeta. - Almu, este es Alex. - miró a su amiga. - Y Alex...

- Encantado, Bonita. - se burló.

- Denna. No Bonita. - se quejó la rubia. - ¿quién te crees? Oh bueno, olvídalo tienes cara de ser aburrido.

- ¿Sí? No creerías lo mismo si te metiera en mi cama.

- Apuesto a que ni se te levanta.- Denna rió. Violeta no pudo evitar reír también.

- Bueno. - concluyó Alez. - quizás no contigo.

- ¿Qué no? - dijo Denna, señalándose. - he visto esa mirada voraz en muchos. Solo eres un baboso más.

Alez fue a reprochar. Pero de repente, Bruno, apareció.
Abrazó la pierna de su padre.

- Papi...

- ¿Qué pasa, cariño? - lo levantó y le besó la mejilla. Captó la atención de Denna. - ¿Te encuentras mal? ¿Quieres que nos vayamos a casita? - Alez se fue hacia el comedor de nuevo, con Bruno en brazos.

Denna, estupefacta, miró hacia a Violeta.

- ¿Es padre?

- Si, y necesita ayuda. - suspiró. - Es muy buen hombre, pero a veces es un poco zopenco. - miró a Chiara.

Protégeme - Kivi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora