41 - Principalmente....porque me van los tíos

784 31 3
                                    

Domingo. El despertador de la mesita de Violeta marca las
10:47am. Ella se despierta, bostezando. Se frota los ojos.

Echa algo en falta. Chiara no está. No le hace falta abrir los ojos para saberlo. Gira sobre ella misma, haciendo la croqueta y se levanta de la cama, despejándose. Algo de la mesita de su novia le llama la atención. Un papel amarillo.

Omar me ha llamado, quería verme para hablar conmigo sobre algo. Vuelvo dentro de un rato.

Te quiero.

Kiki <3.

Violeta se dispuso a ir a desayunar. No iba a vestirse. Hoy no había nada que hacer. No, absolutamente nada. Y por eso iría en camisón todo el día. Buscó las zapatillas. Quizás estaban debajo de la cama, donde sin saber cómo, siempre iban a parar allí. Cuando vio que encima de las sabanas, estaba el móvil de Chiara.

- Seguro que iba con prisas y se lo ha dejado. - se dijo a sí misma.

Cogió el aparato y lo fue a dejar a la mesita. Cuando la curiosidad... mató al gato. La desbloqueó, por suerte no lo había apagado. Ojeó las llamadas, nada interesante.
Nombres de tíos, seguramente compañeros de faena. De sus hermanos, Joey y Jasmine, de su jefe.
Se dirigió al WhatsApp. Cuando vio un nombre que no le sonaba. Para nada. Y de mujer. Sofía. Abrió el primero que vio.

Mi niña, necesito verte, de veras, esto es frustrante.
Omar ha dicho que tiene que hablar
conmigo. Te quiero.

Fantástico. Además, por lo que había deducido, trabajaban en la misma compañía y para Omar. Bueno, un mote cariñoso lo podía tener cualquiera ¿no? Violeta intentó que no le hirviera la sangre. E intentó controlar sus celos, también. Abrió otro que ella había enviado.

'Ei, bebe, lo de hoy a estado genial, la verdad
es que necesitaba eso. A ver cuando repetimos.'

El corazón de la pelirroja empezó a latir fuerte. La vista se le volvió borrosa. Y las contestaciones de Chiara no es que ayudaran mucho.

Mi amor, no te preocupes, ya verás cómo no te despide por esa tontería. ¿Hoy nos vemos?'.

Ya ves, eres una fiera eh, por mí, mañana mismo. Te quiero, tigresa.'

Violeta lanzó el móvil al suelo. Por suerte no se rompió.
Quería, necesitaba explicaciones. Y ahora... ahora si tenía que vestirse. Por cojones. Y entre lágrimas. Aparcó el mini justo en el final del callejón. El Lamborghini de Chiara estaba allí, aparcado.
Ninguna señal de movimiento.

- ¿Me esperas aquí, cariño? - le dijo a Lúa. - Mamá ahora viene ¿vale?

- Si. - le dijo la niña, centrada, en sus muñecos.

Violeta se aseguró de dejar el coche bien cerrado. Total, en ese callejón no había ni una sola casa. Y no pasaba ni un alma. La pelirroja echó un vistazo al aparato que le pedía la clave de acceso. Por suerte, de momento, la memoria no le fallaba. Tecleó con impetu y las puertas se abrieron. No dudó ni un segundo en entrar. Los dos guardas que estaban en esa parte del pasillo se la quedaron mirando.

- ¿Qué se te ha perdido por aquí, nena?

- Uno, no me llames nena. - dijo amenazante y súper cabreada. Por todo. - Y segundo, soy la mujer de Chiara Oliver, así que, machomen, déjame pasar.

- Ya, y yo soy Johnny Deep. Lo siento, solo agentes que pertenezcan a la agencia.

Violeta se puso en frente del agente, vacilante. Igual o más que él. No. Definitivamente, más, mucho más.

Protégeme - Kivi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora