37 - Hola Suegros

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Chiara colocó su mano en la plataforma táctil. Un láser analizó sus huellas.

- Buenos días, agente Oliver. - dijo una voz monótona y robótica.

Las puertas corredizas se abrieron. Chiara pasó, junto con
Violeta.

- Cuanta tecnología. - dijo Violeta, aun viendo la máquina que le había dado los buenos días a su novia.
Chiara rió.

- Y esto... es mi pequeño... despacho.

- ¿Pequeño? - dijo observándolo todo.

Estaba bien ordenado, sobre todo. Había un gran escritorio. Un gran ordenador, táctil. Algunos muebles. Las paredes del fondo eran de un color carmín suave.

- ¿Rosa para las paredes? - dijo ella acercándose a Chiara. Esta la abrazó, rodeando su espalda con uno de sus brazos. - Que original eres bebé. - sonrió.

- Así soy yo. Y así me quieres.

- Muy cierto. - buscó su boca, y la besó.

Las paredes que daban al alborotado pasillo de antes, eran de un transparente oscuro. Incluidas las puertas. Pero cuando habían ido a entrar Violeta se había fijado, y no se podía ver el interior del despacho.

- ¿Son vidrios tintados?

- Ajá. Además de que cuestan mucho de romper.

- Fascinante. - sonrió ella. - Si lo has diseñado tú, he tenido la suerte de encontrar a alguien muy lista...

- ¿Ahora te das cuenta? - rió Chiara. La levantó y la cargó, dejándola sentada en la mesa del despacho.

Violeta se dio cuenta de que Chiara tenía fichas personales esparcidas por el escritorio.

- ¿Quiénes son? - dijo ella, ojeando algunas.

- Casos. Víctimas, muertos o desaparecidos. Mis próximas misiones... - suspiró.

- ¿Mucha faena?

- Bastante.

- ¿No podría ayudarte?

- Ojalá. - dijo Chiara, metiéndose entremedio de sus piernas. Las acarició. - se cómo puedes ayudarme...para que se me quite el estrés.

- ¿A si? - dijo ella, juguetona. - ¿Cómo?

- Mmh... este es un perfecto sitio... ¿no crees? Único. Los ves, pero ellos a ti no. Se piensan que estoy trabajando pero... no sabrán nunca lo que realmente pasa aquí dentro... - y le susurró al oído. - y esta sala está insonorizada...

Tumbó a Violeta en el escritorio, sin preocuparse de la tinta corrida y de los folios arrugados. Más se iba a correr la morena.

***

La penetró de nuevo, fuerte. Ella se arqueó, con una respiración cardiaca.

- ¡Grita! - le dijo Chiara, entrando en pleno placer, y se hundió más en ella.

Ella jadeó. Parecía mentira, como disfrutaba con aquella mujer. Giró la cabeza. Y pudo ver a toda aquella gente, arriba, abajo, intercambiando papeles, información, riendo o hablando. Y ellas ahí dentro, haciendo el amor.

- ¿Te excita? - dijo la morena, apartándose el sudor de la frente y moviéndose dentro de ella. - ¿Te gusta ver a toda esa gente allí? ¿Y que yo te esté follando, aquí?

1 Si.. - jadeó ella. - dios, sigue, esto es buenísimo...

Chiara la cogió de las caderas y la penetró más intensamente. Violeta arqueó su espalda y los primeros espasmos de placer colapsando su cuerpo, su mente, su todo.

Protégeme - Kivi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora