11 - Echa cuentas

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Entraron de nuevo al chalet. La morena se quitó el jersey de licra, dejando ver sus abdominales, tensados.

- Son las tres de la mañana, deberíamos estar durmiendo. - Dijo Chiara con fastidio - como vuelvas a intentar escaparte, te tendré que castigar – dijo con un tono más pícaro.

Violeta arqueó las cejas. Preparándose un vaso de leche caliente, porque había perdido el sueño, la miró descarada. Aunque no estuviera excitada, los pantalones de licra negro se apegaban a los fuertes muslos de Chiara... a los ejercitados gemelos... y a su potente...

- ¿Castigarme, tu a mí? - Dijo ella riéndose - te queda bien este traje negro. - murmuró sonriente. Chiara le devolvió la sonrisa.

- Te pone. - le masculló, sin ningún escrúpulo.

- Yo no he dicho eso.

- Lo digo yo. - Chiara se sentó en el sofá.

Violeta cogió el vaso de leche de dentro del microondas. No quiso seguir discutiendo.

- Joder. - se quemó y dejó el vaso en la encimera. Fue a sentarse al lado de Chiara, a mirar de nuevo la televisión, hasta que se enfriara un poco. Pero la morena la cogió y la hizo sentarse a horcajadas encima de ella.

Le dio un rápido beso a la boca.

- A mí sí me pone está Violeta enfadada.

- ¿Estás muy necesitada, verdad? - masculló alzando las cejas. Intentó levantarse pero Chiara la apretó más hacia a ella.

- ¿Qué fue lo de antes?

- ¿El qué?

- Que te fueses de esa manera. - La miró a los ojos - no me digas que no quieres que te folle, cuando escuché que anteayer te masturbabas después de que intentara saborear tu dulce co...

- ¿Puedes ser algo más fina? - dijo Violeta más sonrojada que nunca.

- Eres adorable cuando te sonrojas.

Violeta bufó. Esa mujer la sacaba de quicio.

- ¿Entonces? - reprendió Chiara.

- Digamos que mis anteriores experiencias no fueron muy buenas. – mintió y fue sincera a la vez.

- Pero conmigo sería distinto.

- ¿Cómo puedo saberlo?

- Probándolo.

- ¿Tantas ganas tienes de acostarte conmigo? - puso los ojos en blanco - Ahora, va en serio Chiara... eres una mujer que podría conseguir a cualquier mujer... ¿Por qué yo? ¿Por qué te rechazo y eso te pica?

- No. Por el simple hecho de que eres especial.

Chiara tumbó a Violeta en la cama de la habitación de invitados, donde se había instalado ella. La besó con tanta fuerza que se quedó hasta sin aliento. Hambrienta, parecía hasta desesperada. La deseaba tanto... Si, era especial... diferente. No una cualquiera. Tenía su dulzura, su inocencia, discutía con ella. Su carácter la volvía loca y su manera de ser le encantaba, por no decir otra cosa.

Violeta arqueó el cuerpo, topando con el abdomen de Chiara. Error... eso era una invitación como una casa.

- Si no quieres que te penetre, al menos... vayamos paso a paso. - Le murmuró en el oído – solo pude probarte en un escaso minuto, ahora vas a dejar que te lo haga bien, quiero que te corras en mi boca.

Violeta se excitó tanto con sus palabras que hasta llegó a gemir. Chiara le quitó las botas, los vaqueros y el jersey, dejándola en un nuevo conjunto. La observó. Le era suficiente con eso. Violeta se aguantó las ganas de cubrirse, la mirada de la morena la avergonzaba. ¿Qué pasa por esa cabeza cuando me miras? Cuanto me gustaría saberlo...

Protégeme - Kivi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora