22 - Tú eres mucho mejor

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Violeta se metió en la cama sin hacer ruido, dándole la espalda a Chiara. La morena la abrazó por detrás y besó su hombro.

- ¿Estás enfadada?

- No, no... tú verás, yo te respeto. - se giró y le sonrió. - Fue culpa mía, no tendría que haberte prestado tan poca atención y tendría que haber buscado un huequecito para pasar tiempo contigo...

- No... no te preocupes, tampoco ha sido para tanto. - besó sus labios. Violeta intentó evitar apartarse. Tendría que esperar para darle su merecido - Puedo aguantar hasta un mes sin acostarme contigo.

Violeta sonrió y se dio la vuelta de nuevo.  ¿Con que un mes, eh? Que mentirosa estás hecha... y pensabas que no iba a notar que pasaba algo extraño...Sopló.

- Estás cabreada. - Dijo Chiara riendo - te conozco más que a mí misma, te pasa algo.

- No, enserio, da igual. Es que quizás sea yo la que necesite un buen polvo ahora. - Dijo la pelirroja sin girarse. - pero no lo tengas en cuenta... supongo que, si tú quieres, mañana, todo volverá a la normalidad.

- Tienes razón. - Chiara se inclinó y la besó en la mejilla. - Buenas noches mi vida. - Violeta sintió como la cama se movía. Chiara se había tumbado, de espaldas a ella también.

- Buenas noches Kiki.

***

El estómago le rugió. Domingo por la mañana. Echó en falta a algo. Chiara no estaba a su lado, sentía frio por el lado derecho de la cama. Se levantó. Sintió como volvía a tener el pelo demasiado enredado. Cogió el albornoz y se lo envolvió alrededor del cuerpo, la bata era demasiado fina para andar por casa a medianos de invierno con tan solo eso.

- ¿Kiki? - dijo, frotándose los ojos, mientras se ponía las zapatillas y se dirigía a la cocina. - ¿Chiara? - vio una nota pegada a la nevera.

'Fui a por el desayuno, vengo dentro de media hora... no quise despertarte. Te amo, Keeks.'

Sonrió y dejó la nota encima de la encimera de la cocina. Buscó un vaso y vertió un poco de zumo. Desayunaría con ella, pero tenía que beber algo, tenía la boca sequísima. Alguien llamó a la puerta. Chiara tenía llaves, así que no podía ser la morena.

- Voooy. - dijo relamiéndose por el resto de zumo de melocotón que quedaba en su labio superior y hiendo hacia la entrada.

Bajó el peldaño y abrió la puerta. Un chico joven esperaba en frente, con una gorra Nike, una chupa de cuero negro, un casco de moto en un brazo y una caja en las manos.

- Pedido para... - miró el papel - ¿Violeta Hódar?

Violeta se acordó de lo que había pedido a la noche anterior. Chiara era buena, muy buena con ella... pero esta se la iba a devolver. Estaba cabreada, celosa, de muy mala ostia.

- Sí, soy yo... ¿Cuánto te debo?

Él la miró de arriba abajo. Sabía perfectamente lo que contenía el pedido, y dios sabe lo que pasaba por su mente en esos instantes.

-Setenta y dos.

- Joder, salió caro el conjunto de las narices... - Violeta cogió la cartera del mueble de la entrada y le dio ochenta.

- Quédate con el cambio, habrás tenido que correr mucho para entregar eso en tan poco tiempo.

- Gracias, guapa. - le sonrió y se dio la vuelta para irse de la casa.

***

Chiara entró con un par de bolsas.

- Ya estoy aquí. – dijo bajito por si Violeta aun dormía.

Ella no contestó.

- No se habrá despertado todavía... - La morena sonrió y dejó las dos bolsas de comida en la encimera, junto a la nota. Vio una caja abierta en la mesa del comedor, pero no hizo mucho caso. Pasó directamente a la habitación. Vio a Violeta, aun dentro de la cama, tapada. Levantó un poco la persiana.

- Venga dormilona. Son ya las doce. - dijo, girándose hacia a ella. - Vaya...

Se quedó mirando perpleja a una Violeta despampanante. Con unos rizos bien definidos que enmarcaban su rostro, y lo hacían más angelical, dentro de lo que cabía, un collar amarrado al cuello con un cascabel en el medio...

Chiara deseó lamer alrededor de la cinta azul eléctrico, el cual hacía juego con el azul... de ese fantástico conjunto de sujetador y tanga con detalles negros que hacía que sus curvas fueran aún más despampanantes - y que por desgracia, se le hacía jodidamente conocido - . Unas sandalias de tacón que estilizaban aún más sus piernas... Un maquillaje oscuro en sus ojos y algo más rojizo en sus labios. Chiara tuvo una erección instantánea.

- Dios... estás... - se abrió de brazos - me dejas sin palabras...

- ¿Entonces? ¿Ya tienes ganas hoy? - Violeta se levantó y la cogió del cuello de la camiseta, girando sobre ellas y tumbándola en la cama. Violeta se colocó encima de ella y sobó su erección por fuera del pantalón. - Esto me lo confirma...

Besó a Chiara, tan ansiosamente, que hasta a la morena le sorprendió. Pero le gustaba. Violeta estaba enfadada, sí, mucho, pero eso no quitaba el que Chiara siguiera siendo su mujer, su chica, a la que tanto amaba y a la que tanto deseaba. Y las tres semanas de sexo fueron demasiado tanto para una como para la otra. Estaban empate. Bueno, empate no. Ella no había utilizado sus manos para saciarse.

- Nena... - Chiara se subió los bóxers, aunque su polla ya mojada por Violeta y totalmente empalmada luchaba por salir. - No... no te cabrees... tu eres mucho mejor que cualquier modelo de Playboy.

Violeta la observaba. No estaba enfadada, intentaba aparentarlo, pero por dentro se reía a carcajadas. Chiara no podía aguantar las ganas de tumbarla allí, encima de la encimera de la cocina o cualquier superficie y embestir su dulce sexo con fuerza... estaba tan excitada. Y verla así aun lo ponía más cachonda.

- Dime algo... - murmuró Chiara acercándose. Le acarició una mejilla.

Violeta no la rechazó esta vez.

- ¿Qué quieres que te diga?

- Todos hacemos eso, y más si me tienes con abstinencia todo el mes...

- ¿Todo el mes?

- Tres semanas. Da igual... con una novia como tu ¿Quién puede aguantar sin tener sexo durante tres jodidas semanas?

- ¿Y por eso tenías que usar la revista?

- Será que tú no te has puesto calentita con alguna peli porno o algo por el estilo. - dijo Chiara alzando la barbilla y sonriendo pícara. Violeta se sonrojó - ¿ves?

- Yo no hago eso.

- Lo que tú digas. – Chiara alzó los brazos. - ahora ¿me perdonas?

Violeta se rió, sin decir nada, y corrió hasta la habitación de invitados. Chiara negó con la cabeza, sonriendo. Parecía una niña. Pero así la amaba. Se dirigió hacia esa habitación y apagó la luz, cerrando la puerta. Seguido, sintió las manos de la pelirroja, abrazándola por detrás y recorriendo con sus finos dedos sus abdominales. La menorquina se estremeció.

- Un poco más abajo... - dijo entrelazando sus dedos con la mano de ella. – Tengo muchas ganas de ti, mi amor... - se giró y buscó su boca, deleitándose en su sabor único. - Vamos...

Lo cogió y la tumbó a la cama. Una carcajada se escapó de la boca de Violeta.

Chiara se colocó encima de ella, bajó por su cuerpo y le mordió una nalga.

- Mmmh... pero que culo... - Chiara bajó el pequeño tanga y sintió la humedad de esta. No pudo evitar hundir su boca en ella. Un gemido de sorpresa y ahogado se escapó de la boca de la pelirroja, que acercó una mano a la cabeza de Chiars para que no apartara su boca de ahí.

La morena aceleró los movimientos de su lengua. Dios, sabía tan bien. Sentía como las caderas de Violeta se movían incitándola a que siguiera, haciendo ver que le gustaba. Y su humedad se expandía, junto con su delicioso olor que la ponía más dura que una piedra. Se separó un poco.

- ¿Te gusta, mi amor?


















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