43 - Repartir amor

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Lúa abrió la puerta con puro sigilo. Intentó aguantar el llanto, pero no podía. Sollozó y fue a buscar a su madre. Le movió un poco el brazo. Un puchero automático se plasmó en su expresión.

- Mami... - dijo con voz temblorosa.

Chiara dormía profundamente. Le dio la espalda, sin querer. Lúa suspiró y cambió de lado. Se dirigió a la izquierda y repitió la acción.

- Mamá... - la garganta le escocía, y los ojitos se le llenaron de lágrimas.

Violeta se sobresaltó. Encendió la lamparita de luz y tuvo compasión hacia Lúa. Le acarició la mejilla.

- ¿Qué te pasa mi amor? - dijo preocupada. - Estás ardiendo...

- Me duele la cabeza... - dijo la pequeña.

Violeta se levantó de la cama y cogió a Lúa en brazos. La paseó un poco, para que parara de llorar.

- ¿Qué te duele? - dijo Violeta mirándola.

- La cabeza... me encuentro mal... - sollozó.

- Vamos a ver... - Violeta sacó el termómetro de uno de los cajones del tocador. Se lo coloco a Lúa y le aguanto el brazo. - no lo muevas ¿eh? - le sonrió y le besó la frente.

- ¿Mmmh? - Violeta se giró hacia a Chiara, que se estaba despertando.

- Duerme, cariño. - le dijo Violeta. - que no te lo digo a ti.

Chiara se incorporó más y observó el panorama.

- ¿Qué pasa? - dijo aún somnolienta.

- Lúa tiene fiebre. - dijo mirando el termómetro. - justo rozando los treinta y ocho coma cinco grados.

- Dios... - Chiara se levantó y se acercó a ambas. - ¿La llevamos a urgencias? - preguntó, mirándolas.

- No, tengo dalsy, hará que le baje la fiebre y que pueda dormir. Pero mañana mejor no voy a la clínica y me quedo en casa con ella.

Chiara asintió.

- ¿Necesitas algo? - le pregunto a Violeta, ladeando la cabeza.

- No, tranquila. - desapareció con Lúa hacia al piso de abajo, a buscar el jarabe.

Chiara, de nuevo medio dormida, sintió como la cama se hundía por el lado izquierdo. Se incorporó. Lúa quedaba entre ella y Violeta.

- ¿Dormirá aquí?

- ¿Qué pasa? - dijo acariciándole el pelo a su pequeña, mientras ella cerraba los ojitos y cogía un trozo de camisón de su madre. Le gustaba tener algo fino entre las manos cuando se trataba del sueño, de dormir...- No la voy a dejar en su cuarto, si se siente mejor junto a sus madres.

-Bueno, de acuerdo... - Chuara se tiró un poco hacia la derecha, para que hubiera más espacio. - Vaya nochecita nos espera...

Violeta sonrió. Chiara se inclinó para besarla y ella se retiró.

- Que rápido olvidaste nuestra apuesta, cielo.

- Oh manda narices. - se dijo a sí misma. - Encima la apuesta. ¿Sin besarte durante toda la semana? ¿En que estaba pensando cuando te dije que sí?

- Mmmh... puedes darme el beso y terminamos ahora, pero espero que tengas un buen tanga que consiga tapar lo que tienes entre las piernas... porque me deberás un striptease de los buenos y laaargos.

- ¿Perdón? - se rió la morena. - ¿Ya volvemos? Yo no pienso ponerme un tanga, bonita. Ve preparándote tú para pasarte por la tienda de Lencería Lucy y doparte bien de prendas sexys...

Protégeme - Kivi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora