33 - Me toca a mí

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- Recuerda que mañana... - Chiara miró el reloj. De nuevo, ese rápido encuentro se había alargado dos horas. - Es decir, hoy... tenemos la cena con mis padres.

- Si, y este sábado, con los míos. - suspiró Violeta. - Eh... te recuerdo que mi familia...

- Es especial, ya me lo dijiste. - besó sus labios, y acarició la cintura de ella, desnuda. - Es obvio, por eso ha salido una hija tan especial...

Ella sonrió, pero pronto bajó la mirada.

- Pero, cariño, no me refiero a eso. No veo a mis padres desde que me trasladé a Los Ángeles. Ahora ellos vienen desde España para... para que les presente a mi futura mujer, y a mi hija... - suspiró. - Y son... diferentes. Intento que sepas...

- No te preocupes. - dijo callándola con un beso. - Te amo ¿lo sabías?

- No. - dijo ella haciendo puchero.

- Al final si tendré que castigarte por ser una mentirosilla. - dijo juntando de nuevo su cuerpo desnudo al de ella y apretando una de las suaves y blancas nalgas de Violeta.

- Castigame. - sonrió ella. - Ah, por cierto, ni se te ocurra planear la luna de miel. Me toca a mí sorprenderte.

- ¿Más aún?

- ¡Siempre eliges tú los viajes! Me toca a mí.

- Bueno... mientras sea contigo... me pierdo en la nada, si hace falta. - besó su frente. - ¿Y dónde me llevas, mi querida esposa?

A Violeta se le puso la piel de gallina al escuchar eso.

- No te lo voy a decir, es una sorpresa.

- Venga, no voy a poder aguantar dos meses... - dijo Chiara, poniendo cara de pena. - ¿Dónde vamos? - sonrió, colocándose encima de ella y mordiendo su tripa.

- ¡Chiara!

- Yo sé que te gusta. - dijo rozando su piel con ligeros lametones. - venga, dímelo, si no...

- ¿Si no que?

- Te torturaré... - dijo empezando a hundir su boca en su entrepierna. - Y te aseguro que lo sé hacer...

- No, ¡Kiki! ¡Chiara...! - gimoteó ella. - para, para...-rió. Chiara apoyó su barbilla en su monte de Venus. La miró. Desde allí tenía una visión perfecta de sus pechos.

- Te ves tan rica... - murmuró. - Me estoy poniendo muy dura... - dijo acomodándose debajo de la sabana. - Joder, me molesta y todo.

Las dos rieron.

- Venga... debes adivinarlo... - dijo Violeta acariciando su pelo. No se dejaron de mirar. Chiara subió un poco.

- Nos vamos a... Moscú. - dijo besando uno de los pechos. Violeta negó.

- No, a ¿Rusia? ¿Después de todo? Ni loca. - Chiara besó el paso de entre sus pechos. - entonces... a Alemania.

- No... - dijo ella sonriendo, disfrutando de sus besos.
Chiara siguió besándola, mientras iba nombrando algunos lugares. - ¿Austria? - ella negó. - ¿China? - las dos rieron de nuevo. - ¿Qué? ¿Japón? - inclinó su cabeza y la miró, volviendo a su altura. - ¿No querrás ser mi geisha?

- Lo soy, cada día. - dijo Violeta, acariciando su mejilla. - Y no, no a Japón.

- Buff, pues no sé. - se quedó pensativa. - ¿ne sera pas a France, mon amour?

- Te como la cara. - dijo Violeta divertida. - tus acentos me ponen. - admitió.

- Oh.. ¿desde cuando la pequeña Violeta dice tales cosas?

Protégeme - Kivi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora