13; no te quiero despertar.

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buenas

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buenas.—dijo Pedri, en el aeropuerto.

¿Has madrugado o que niño?—dijo Maika, metiendose con el.

Se te ha olvidado el humor en casa nena.—

Y a ti la cuchilla.—dijo, refiriéndose a que no se había afeitado.

Vamos a ver tontos, hay que embarcar.—dijo Gabriela.

¿Siempre es así de desagradable?—pregunto Pedri.

Con los desconocidos si.—afirmó Noa.

La familia y el futbolista, fueron a la puerta de embarque, y por suerte, les tocó en los asientos de primera clase.

Pedri con Noa, Gabriela y Maika juntas.

Mama, ¿tienes algo? Aquí hace mucho frío.—dijo Maika.

No cariño, lo siento.—

Pedri se quitó la sudadera que usaba para que no le reconocieran y se la dio a Maika.

Mai.—dijo Noa.

¿De quien es?—preguntó esta.

Noa ladeó con la cabeza a su derecha, donde estaba Pedri.

Esta se quedo mirando la sudadera, era de Moschino, era cara.

Gracias.—dijo Maika, tras ennortarse.

Este le guiño.

Cuando se la puso, olía demasiado a la colonia de Pedri, así que no se molesto en disimular, sonrió sola.

Por suerte, nadie la vio.

Maika...Maika, despierta.—dijo Gabriela, quitando la cabeza de su hermana de su hombro.

Joder te podrías haber esperado.—dijo, adormecida pero enfadada.

Venga y deja de dormir.—dijo Pedri, pasando por su asiento, haciendo la cola.

No me des ahí.—dijo Maika, ya que Pedri le había dado en la cadera, donde tenía DEMASIADAS cosquillas.

Vale chicas, ahora dejamos a Pedri en su casa y vamos al hotel, ¿si?—dijo Noa.

Espérense, ¿no vienen?—dijo Pedri, extrañado.

No, ¿porqué?—

Mis padres les prepararon la casa y todo.—anunció.

Mama no seas así, lo tienen preparado.—dijo Gabriela.

Bueno, si no es molestia...—

Nunca.—dijo Pedri.

Con el coche de alquiler que cogió Noa, fueron a casa de Pedri, que estaba al lado De la Peña barcelonista de su abuelo, y de la tasca de sus padres.

Curioso Tegueste, ¿no?—pregunto Maika a Pedri, se sentaban atrás juntos.

Para curiosa tu.—

Que pícadoooo.—dijo Maika, riéndose del nivel de sensibilidad de Pedri.

Habló la de 18 años recién cumplidos.—

¿Tu que hacías a mi edad?—dijo, replanteándose la pregunta después.

Jugar en el Barcelona.—dijo Pedri fardando.

Maika le saco el dedo corazón, y este, recordando lo del otro día, le hizo un corazón.

¿Es esto?—pregunto Noa.

Si, esto es.—dijo Pedri, bajándose y cogiendo las maletas.

Ay, no hace falta muchas gracias.—dijo Noa, viendo como este le ayudaba.

Si hombre. Que son muchas cosas.—dijo.

Maika, Gabriela, venid a ayudar.—dijo su madre.

𝙐𝙣 𝐕𝐄𝐑𝐀𝐍𝐎 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐢𝐠𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora