31; darte.

96 4 0
                                    

PEDRI GONZÁLEZ POV;

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

PEDRI GONZÁLEZ POV;

¿Y te ves preparado para la temporada?—

Si, si...—dije, jadeando.

Me entrevistaba el chiringuito, (canal de fútbol famoso en españa).

Nos invitaron a Maika y a mi.

¿Y tu Maika? Has notado cambios en el ambiente futbolístico, ¿o no?—

Si, sobretodo en los equipos pequeños, han ido evolucionando junto a la clasificación.—dijo ella, mientras yo literalmente disfrutaba.

La mesa era de madera oscura, y no había nada que permitiese que se viera lo que pasaba debajo, os lo podéis imaginar, ¿no?

Yo en un momento le quite la mano, ya que no podía centrarme.

¿El qué perdón?—dije, riendo.

¿Les has presentado tus padres a Maika?—dijo.

No, no. Pero ya la conocen de hace mucho.—

Si, trabajo mi madre junto a ellos.—añadió ella.

¿Porqué ahí?—dije, entrando en el coche.

Porque me aburría, y ademas...no sé, verte hablar así en público.—

Sabia que Maika era así, pero tampoco tan fuerte.

¿No prefieres esperarte a mañana? Es tu cumpleaños.—dije, ofreciendo un negocio.

Prefiero los dos días.—dijo, para mi sorpresa.

Cuando estábamos en el coche, ella cogio el móvil, y no le dio mas bola al tema.

A mi la situación obviamente me había puesto algo contento.

Luego me dices.—dijo ella, reclamando.

Yo metí mi mano sobre su minifalda, intentando llegar a su íntima. Pero siendo dificultada por la carretera.

¿No te puedes esperar?—dijo ella, retándome.

Ya verás.—

Llegamos a mi casa, y mi hermano, como de costumbre, no estaba en casa.

Ven y baja.—dije, bajándolo.

Yo observaba mientras ella lo lamía y lo succionaba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Yo observaba mientras ella lo lamía y lo succionaba.

¿Esta bien?—dijo ella, refiriéndose al modo en el que lo hacía.

Si...—

Maika hizo una cosa que me dejo loco, y no pude aguantarlo.

No, no. Quita quita que ni puedo.—dije, en placer.

Mi turno.—dije, mientras la sentaba en la cama y le abría las piernas.

La costumbre de la protección, la verdad no nos la tomábamos enserio, como en esta vez.

Me puse encima suya, y cuando atrevesé, vi su cara de placer, y ella gimiendo mi nombre en placer, me encantaba.

No, no. Tu te quedas ahí.—dije, mientras ella retrocedía.

¿No me dejas?—dijo ella, ya que iba a ponerse encima.

No.—dije, introduciendo mi dedo corazón, y mi dedo anular en ella.

Le cause sorpresa, y algo de alivio, al parecer.

Ninguno de los dos solía llevar el control, y cuando pasaba, era intenso, como ahora.

𝙐𝙣 𝐕𝐄𝐑𝐀𝐍𝐎 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐢𝐠𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora