11 Dolores del pasado 🔥💖

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—Holy, ¿estás bien? —La mujer temblaba presa de una especie de ataque de pánico cuando Eddie regresó del gimnasio esa tarde—¿Cariño?

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—Holy, ¿estás bien? —La mujer temblaba presa de una especie de ataque de pánico cuando Eddie regresó del gimnasio esa tarde—¿Cariño?

Holy corrió hacia él y lo abrazó. Se derrumbó en un amargo llanto, tenía el celular en la mano. Eddie la envolvió con sus brazos y le quitó el teléfono. Había una llamada que continuaba en curso.

—Hola. —Eddie replicó mientras del otro la respiración le mostró que no había colgado— ¿Quién es? ¿Qué quiere?

Una carcajada. Una estruendosa y gélida carcajada que hizo a Eddie mirar el celular de número desconocido. La comunicación cesó mientras su esposa se desmoronaba en sus brazos y se rompía como una hoja seca.

Eddie abrió los ojos despacio. Sus párpados pesaban cuando una manito se apoyó en su pecho. Giró su rostro hacia allí y se dio cuenta de que sus pequeños estaban en la cama y recién despertaban mientras que, un poquito más allá, Mario dormía.

—A Holy no le gustaba que durmieran con nosotros. Decía que tornábamos a los hijos dependientes.

—Estás a punto de caerte del sueño. Llévalos a tu lado y dormirás incluso más tranquilo.

«Es una locura».

Baltimore pensó en lo surrealista de la escena, ocupando una cama junto a su exnovio y sus hijos. La madre de esos pequeños había muerto hacía horas atrás. Sintió una punzada de culpa instalándose en su corazón ¿Qué pensaría Holy si atestiguara la escena?

«Nada, está muerta».

Su mente despiadada le recordó la terrible verdad, también regresó a esa conversación de hacía un par de años junto a su esposa. La manera en que se retorció en sus brazos. El miedo, el llanto, la resignación.

—¿Qué sucede? ¿Quién es?

—Nadie.

—¿Nadie? ¡Mira en el estado en que te has puesto!

—Por favor, Eddie. No quiero hablar de eso.

La rabia invadió su torrente sanguíneo ¿Por qué no la obligó a hablar en ese momento? Quizás, ahora estaría viva.

—Piensas más con tu ceño que con tu cabeza.

Los ojos de Eddie fueron hacia el hombre que estaba de costado en su cama y lo observaba cuando los primeros destellos del amanecer caían sobre sus cuerpos.

Baltimore tragó saliva. Todavía le resultaba increíble que el hombre del cual se despidió años atrás estuviera entre sus sábanas. Camila le tocó el rostro y Marito rio, un sonido hermoso que llenó la habitación de luz tan radiante como el sol, aun así, no impidió que la oscuridad descendiera sobre sus hombros.

—Debo ir a la morgue—explicó Baltimore—. Me entregarán el cuerpo de mi esposa.

—Llamaré a los chicos—dijo Mario—. Cuidaré a tus hijos mientras te encargas del papeleo. Ellos también pueden echarte una mano con eso.

PENUMBRAS S.B.O Libro 13 (Romance gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora