Me preguntan qué es lo que veo en ti.
Sonrío, agacho la cabeza y no respondo.
Porque no quiero que también se enamoren de ti.
Julio Cortázar.
—Nunca olvidaré a Mario.
—No hace falta que lo hagas—dijo Luciano con tranquilidad ahora que comenzaba a entender cómo funcionaba todo—. Puedes ser feliz de igual modo.
—Aún me duele lo que pasó.
—Lo sé, dudo que alguna vez deje de doler. Es como todas las heridas—señaló Luciano—, un día dejas de prestarle atención, y cuando volviste sobre ellas, te das cuenta de que sanaron por completo. Hay una marca, pero solo eso
»La recuerdas, pero ya no lloras cuando la ves. Ya no sientes que te estás asfixiando. Es un recuerdo, uno que siempre llevarás en algún lugar de tu alma porque te hizo aprender. No hay nada más hija de puta que una lección de dolor, esa sí que nunca te la olvidas.
—Holy es una buena mujer, ¿sabes?—Baltimore hablaba con entusiasmo. Se notaba que de verdad le agradaba—. Es médica. La conocí cuando fui a hacerme una revisión de rutina. Yo tengo un pequeño problema en el corazón, y ella dice que puede ayudarme ¿Te das cuenta la ironía?
—Esa mujer no tiene idea de que tu problema en el corazón no es pequeño, es enorme.
Eddie Baltimore no había esperado muchas cosas de la vida cuando llegó a Estados Unidos después de trece años. Había dejado atrás un trabajo que amaba, amigos que siempre lo hicieron sentir querido, un amor que era una bendición. De la noche a la mañana todo su mundo se destruyó cuando decidió tomar partido en un conflicto de acuerdo a su conciencia. Baltimore había estado en lo cierto al ayudar a Luciano de Almeida «el Portugués», como lo llamaban. Creyó en su palabra cuando nadie más lo hizo. Ese había sido el principio del fin. Sus amigos le dieron la espalda, su novio se acostó con otro y él, que no podía quedarse en un lugar donde lo habían herido de muerte, decidió comenzar de nuevo en otro país. El dolor iba en su mochila, fue una tortura caminar los primeros meses por Miami y percatarse que nunca más sería el mismo, que lo habían roto de una manera en que algunos pedazos jamás encajarían de nuevo.
Comenzó a tener palpitaciones a los dos meses de llegar a Miami, a veces el corazón latía tan rápido que parecía que se le iba a escapar del pecho. Fue cuando Edward decidió realizarse un chequeo médico y la vida volvió a girar, y en ese momento, el pobre pensó que las cosas mejorabas.
«Holy Suric».
Holy en inglés significaba santo, sagrado, una bendición que apareció en forma de mujer. Extraordinaria, hermosa, cálida, dulce, amigable. Tenía la altura de Baltimore. Una mujer en todo su esplendor, nada que envidiarles a las actrices de Hollywood. Su cabello dorado y largo caía en ondas sobre sus hombros, poseía la sonrisa de un ángel. Eddie jamás había visto uno, pero creyó que lucían de ese modo.
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PENUMBRAS S.B.O Libro 13 (Romance gay +18)
RomanceLa vida de Eddie Baltimore siempre fue difícil. Con un padre alcohólico y una madre ausente, su único refugio desde muy temprana edad fue su amigo Mario. Uno que con el tiempo se convirtió en algo más. Alguien por el que estaba dispuesto a dar todo...