33 Siempre estaré contigo 🔥💖

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Somos aquello que perdimos

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Somos aquello que perdimos.

Y somos también el mundo que

podemos crear a partir de lo perdido.

—Cementerio de libros (IG).




La habitación tenía en sus paredes nubes y una nave espacial, había también un pequeño astronauta y un marcianito. Los muebles eran blancos y puros como todos los ángeles que llegaban ahí. Eddie ingresó a la habitación y se enfocó en su propio ángel que lucía débil y minúsculo en aquella cama. Su rostro estaba morado, al igual que parte de su cuerpito. Tenía cánulas que lo conectaban a distintos aparatos, así como también, un tubo de oxígeno y un respirador artificial. Era un monstruo, en eso lo habían convertido estos hijos de puta. Eddie se cubrió la cara y lloró antes de acercarse a la cama. No deseaba que su pequeño, si lo escuchaba, pensara que estaba triste o abatido. No iba a darle razones para rendirse. Escuchar a su papá débil era una sentencia de muerte.

Respiró una y otra vez al lado de la cama, se cubrió el rostro y reprimió los sollozos. Cuando la desesperación lo soltó por unos minutos, Eddie se acercó. No podía darle un beso, el médico y las enfermeras le dijeron que eso podría implicar que algún virus ingresara en su organismo. Ya era un peligro que estuviera en esa habitación incluso con una cofia para el pelo, una bata y un tapabocas. No lucía como un papá sino como un extraterrestre.

Eddie acarició su manito derecha. Observó sus deditos regordetes, su piel blanca y se odió como nunca lo había hecho.

—Recuerdo la primera vez que te tuve en mis brazos—dijo en calma y tragó el llanto que amenazaba con desprenderse—, juro por dios que te habría metido en una burbuja en ese mismo momento. Eras tan pequeño, te sentí tan indefenso que lo único que anhelaba era que nunca tuvieras que sufrir un dolor, que jamás alguien te provocara angustia. Quería guardarte para mí. Mi pequeño, mi tesoro.

»Luego, tu mamá, que sin dudas era más sabía que yo, me dijo que si en verdad te amaba debía permitirte crecer y ser libre. Enseñarte a no depender de nosotros, a buscar tu propio camino. La escuché, te juro que la escuché, pero creí que jamás sería capaz de hacerlo, es decir, ¿cómo se deja ir lo que uno ama hasta con el alma? ¿Cómo? Yo todavía no encuentro la respuesta, pero quizás, tú ya lo hayas hecho.

Eddie no dejaba de acariciar su manito. Pensó en las veces que se comportó del mismo modo cuando sus hijos dormían. Disfrutaba ver a sus hijos crecer, disfrutaba cada segundo, incluso sus sueños. Se quedaba horas observando sus piecitos, sus manitos. Él los había hecho, fue capaz de generar esa obra de arte y ahora dios estaba a punto de arrebatársela.

—Nunca fui demasiado bueno con las palabras, amor. Creo que en eso tu mamá me ganaba, pero quiero que sepas que te amo como a nada en este mundo, que tú y tu hermana son mi vida y que, si bien mi cerebro entiende que debo soltarte, mi corazón se niega y por ello no lo haré. Estoy contigo cariño—Eddie presionó la manito con más fuerza—, puedes salir de esta incluso cuando el médico me da los peores contextos. Quiero que te quedes, necesito que lo hagas. ¿Lo harás por mí, corazón? ¿Lo harías por una persona que te promete todo lo que está a su alcance para que crezcas como un niño feliz?

PENUMBRAS S.B.O Libro 13 (Romance gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora