El limpiaparabrisas iba y venía ante la torrencial tormenta que se había desatado. Charles Brandon llegó a la puerta de la casa del doctor Blake y Martin Driesen.
—Estoy en casa de mi hermano.
—¿Qué pasa? No te gusta nuestro hogar.
—No me gusta estar solo, supongo que debo culparte de eso a ti.
Charles sonrió y su corazón se hinchó de amor ¿Cómo decirle a ese muchacho que a él le ocurría lo mismo? Desde que se mudaron juntos resultaba imposible separarse del otro. Dolía, una angustia inenarrable que no conocía fin hasta que volvía a los brazos de su joven amor. En su mente todavía recordaba la vez que se conocieron, la primera vez que hicieron el amor porque para él, todas las veces, eran como la primera. Asombro, ternura, lujuria, todo un cóctel que los encendía y lograba que ninguno de los dos se guardara nada.
Los celos volvían como ráfagas en numerosas ocasiones. Bastian tenía amigos hermosos, personas con las que era muy compatible como Ewan Marcus, un joven modelo que ahora se encontraba en Londres en medio de una campaña publicitaria.
«No puedes dejar que el miedo a perderlo te domine porque ahí sí lo perderás».
Damián Blake se lo había dicho una y otra vez, y Charles intentó dominar a la bestia, pero, a veces, resultaba una tarea titánica.
Charles descendió de la camioneta, la lluvia comenzó a mojar su camiseta. El hombre corrió hasta la puerta de casa y tocó el timbre. Fue el mismo Bastian quien salió a recibirlo.
El muchacho sonrió y se afirmó a la puerta de brazos cruzados.
—Miren lo que trajo el agua—esbozó en un tono divertido—¿Lindas vacaciones?
—Si has visto las noticias, sabes que han sido de lo más divertidas.
Bastian dio un profundo suspiro, tiró de Charles al interior de la mansión y lo abrazó con intensidad. El hombre respondió el abrazo.
—Tuve tanto miedo por momentos—confesó Bastian con su cabeza en el pecho tonificado—. Lo ocurrido en el funeral fue...
—Un desastre—replicó Brandon—. Yo también creí que no saldríamos vivos de allí.
—Fueron muy descuidados.—Bastian llevó sus manos al rostro del hombre y lo asió sin quitarle la mirada de encima—. Sabían que esos hombres no estaban para juegos y, aun así, bajaron la guardia.
—Supongo que estamos viejos—dijo el exteniente—. O cansados de que la guerra nos persiga.
—Mentiroso—replicó—. A ti no te persigue la guerra, tú lo haces ¿Cómo está Eddie?
—Se quedará junto a Mario—agregó Charles y, esta vez, sus labios chocaron con los de su novio en un beso intenso. Bastian enredó sus manos al cuello del hombre y lo atrajo un poco más.
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PENUMBRAS S.B.O Libro 13 (Romance gay +18)
RomanceLa vida de Eddie Baltimore siempre fue difícil. Con un padre alcohólico y una madre ausente, su único refugio desde muy temprana edad fue su amigo Mario. Uno que con el tiempo se convirtió en algo más. Alguien por el que estaba dispuesto a dar todo...