Los hombres corrieron a través del terreno verde. El olor a hierba producto del rocío que caía llenó sus fosas nasales.
Llegaron a una especie de colina desde donde el castillo podía visualizarse en su plenitud.
—Hay cámaras tanto en el interior como en el exterior—agregó Azali—. Debemos ser rápidos.
Luciano verificó su rifle del mismo modo que Alexander.
—Iremos detrás de ustedes—explicó—.Tenemos diez segundos hasta que la cámara vuelva a enfocar sobre el sector norte.
—Perfecto—señaló Brandon y verificó la comunicación a través del auricular—, avancen.
Corrieron en medio de la noche neblinosa hasta la pared norte del castillo. Lanzaron hacia arriba los ganchos para poder ajustarlos y escalar. Una vez que se engarzaron, los tensaron. Las figuras lucían borrosas en medio de la espesa bruma que había descendido sobre la colina. Los hombres pisaron sobre la pared, los músculos de sus brazos tan tensos como la soga que los contenía de caerse. La cámara giró en su dirección y el último hombre llegó a la cima. Soltaron el ajuste que tenían sobre sus cinturas y se agacharon. Kaz señaló las dos cámaras que ahora se dirigían a su dirección.
—Al piso—dijo y todos quedaron al ras del concreto. La neblina los estaba ayudando más de lo que esperaban cuando escucharon voces y pasos hacia su dirección.
Eddie observó a los hombres que todavía no se percataban de su presencia. Mario buscó el cuchillo que llevaba en su cintura. Cuando los dos tipos advirtieron que no estaban solos fue demasiado tarde. Kaz se arrojó sobre uno y le cubrió la boca, para luego girar su cuello de un movimiento brusco y dislocarlo. Mario clavó el cuchillo sobre la tráquea. Los ojos del hombre se abrieron al máximo. Observó a su perpetrador, el último rostro que vería en su vida mientras su aliento se perdía entre boqueadas y litros de sangre. Los hombres se pusieron de pie y corrieron cuando la cámara los enfocó. Mario tendió el cuerpo del tipo sobre el charco de sangre y avanzaron por el pasillo hasta la torre principal.
«El castillo perteneció a un duque, al cual, sus propios hijos asesinaron. Tiene cinco torres. Nos moveremos a través de los pasillos hacia abajo. Las escaleras de piedra son estrechas, no las han restaurado. Tiene doce habitaciones distribuidas entre pisos, quince baños, una enorme sala en la planta baja en la que hay en el centro una mesa de piedra al mejor estilo Rey Arturo, y una sala más pequeña en la planta intermedia».
Esa era parte de la información que habían podido obtener basándose en los planos del castillo.
«Hay túneles. Si la cosa se pone fea tienen salida al mar».
Eddie pensó que su concepto de «feo» difería con el de Brandon. Para él, ya era horroroso. Sí, la paternidad lo había ablandado, demasiado cuando todavía le quedaba lidiar con un grupo de hijos de puta y sus secuaces.
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PENUMBRAS S.B.O Libro 13 (Romance gay +18)
RomanceLa vida de Eddie Baltimore siempre fue difícil. Con un padre alcohólico y una madre ausente, su único refugio desde muy temprana edad fue su amigo Mario. Uno que con el tiempo se convirtió en algo más. Alguien por el que estaba dispuesto a dar todo...