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—¡Jared! ¡Cúbreme!

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—¡Jared! ¡Cúbreme!

Jared asintió y Azali se movió disparando. Luciano y Alexander estaban un par de metros más adelante detrás de los bancos de madera donde las personas estuvieron sentadas rezando por el descanso del alma de Holy solo unos segundos atrás. Los gritos desgarradores, angustia y desesperación deformaron el rostro de los médicos, enfermeras y amigos que pertenecían al hospital donde Holy trabajó por varios años.

—¡Al suelo! ¡Al suelo todos! —exclamó Brandon arrastrándose entre los bancos para cubrir el lado izquierdo—¡Aléjense de las paredes y ventanas!

La advertencia llegó demasiado tarde. Las personas que estaban acurrucadas en los muros de madera cayeron ante la potencia de las proyectiles que venían desde el exterior y traspasaron la estructura.

Mario levantó la cabeza. Baltimore tenía a sus pequeños entre sus brazos, los cuales, lloraban con desconsuelo. Eddie llevó su vista hacia la derecha. La inspectora y su ayudante intentaban ponerse de pie, pero la ráfaga de disparos era tan intensa que resultó imposible.

—¡Hay que evacuar a las personas! —gritó Baltimore a la mujer.

—¡Han rodeado la iglesia! —explicó la policía.

Thad se puso de pie como pudo y ayudó a los hombres que avanzaban e intentaban tener visibilidad al exterior para poder defenderse de la balacera que provenía de una veintena de hombres armados.

—¿De dónde carajo aparecieron? —preguntó Thad y Marie negó.

—¡Manténganse en el suelo! —ordenó Kaz. Cada uno de los muchachos llevaba un arma, pero sabían que en esta situación era insuficiente y un proyectil menos era decisivo. Había que limitar el gasto y enfocarse en el blanco, o dejar que estos gastaran la mayor cantidad de balas posibles e ingresaran a la iglesia en busca de personas que aún se mantuvieran vivas.

Los cristales estallaban ante la potencia de los disparos, las paredes se desgranaban, las personas se mantenían en el piso en ruego de que ninguna bala los alcanzara como sucedió con aquellos junto a las paredes de madera.

La iglesia era una estructura reducida, solo contaba con bancos de madera, las luces que provenían de arañas antiguas metálicas y un altar en donde el sacerdote yacía muerto. El ataúd de Holy se desmoronó cuando los pilares de yeso que lo mantenían fueron golpeados por los proyectiles que venían desde una de las ventanas.

—Kaz, hay que aproximarse a las putas ventanas—graznó Étienne.

Esos bastardos no ingresarían al sitio hasta que no estuvieran seguros de que no quedaba nadie en pie. La inspectora solicitó refuerzos en medio de los gritos y la confusión.

—Estos tipos saben lo que quieren—agregó Jared—, ¿cómo carajo nos confiamos tanto?

Ya no importaban los motivos por los cuales habían bajado la guardia. La cuestión era que, al paso que iban, tarde o temprano acompañarían a Holy en el más allá. Brandon se arrastró junto a Bruno hacia una de las ventanas. Se puso de cuclillas a un costado y observó lo que sucedía allí afuera. Eran alrededor de quince objetivos, todos tenían la cara cubierta y rifles de asalto. No podían hacer mucho con eso.

PENUMBRAS S.B.O Libro 13 (Romance gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora