18 Fuego abrasador🔥💖

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«Olvídate de que esta vez escaparás de mí»

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«Olvídate de que esta vez escaparás de mí».

Baltimore no quería escaparse, no pensaba ir a ningún lado después de que sus pupilas se deleitaran con el cuerpo de Mario una vez más. Todos sus compañeros eran musculosos y estaban bien formados, pero su amante era otra cosa, algo superior. Desde sus pantorrillas, pasando por sus muslos, su culo turgente, su pene erecto que parecía más grande de cómo lo recordaba, sus abdominales de hierro, esos cuadritos similares a una barra de chocolate la cual degustaría hasta saciarse, o al menos, lo intentaría, ya que resultaba difícil saciarse de alguien como Mario Nessman. El único hombre, al cual, Eddie se había entregado, el único que siempre ocuparía ese lugar.

—Abre las piernas—ordenó Mario y Eddie sentado en el sofá con su cabeza hacia atrás obedeció.

Mario se puso de rodillas entre sus piernas. Su lengua saboreó desde sus pantorrillas hacia arriba. Eddie se mordió el labio inferior y cerró los ojos. Esa lengua, su imaginación no alcanzaba a albergar todo lo que la había extrañado. La sensualidad y el delirio a la que lo arrastraba. Ascendió por sus piernas, por el interior de sus muslos y luego dio un largo lametón desde la base hasta la punta de su virilidad que se había alzado lista para la batalla. Dolía, el simple contacto le produjo un dolor que se mezcló con el placer. Quizás era apremio, desesperación, culpa y un sinfín de sentimientos que marcaron su camino y su historia con ese hombre frente a él que lo chupaba cual manjar.

La verga resbaladiza se hundió en la boca dispuesta e implacable y no se detuvo hasta que se alojó muy profundo en esa cavidad. Mario controló el reflejo nauseoso, buscó la mirada de Eddie quien tenía sus ojos entreabiertos y parecía al borde del desmayo. La cabeza de Mario se movió sobre la longitud, arriba y abajo para saborearla, para recordar su textura, la forma en que encajaba de manera perfecta. Mario había estado con decenas de hombres después de Eddie, ninguno encajó tan bien con su ser.

«He perdido el tiempo».

Mario reprimió una vez más la punzada de culpa inútil que lo invadió. No importaban las razones por las cuales se separaron, los motivos que lo llevaron a creer que lo encontraría en otro cuerpo, en otros besos, en el toque de alguien más. Nada de eso sucedió, y el arrepentimiento era en vano.

Estaban allí de nuevo, tocándose y amándose y no permitiría que el pasado le hiciera una mala jugada, ¿qué más daba si ya no lo podía cambiar?

Mario se negó a vivir encarcelado por sus demonios, era momento de dejarlos atrás. Esa noche se juró que lo haría.

Eddie le acarició el cabello negro y masajeó el cuero cabelludo mientras su amante se perdía en su sabor, en una tarea que ambos amaban. Nadie disfrutaba tanto el sexo oral como Baltimore. Mario lo sabía, lo acostumbró a ello, al tacto de su lengua experimentada e insaciable. Subió y bajó de manera febril, Eddie se preguntó si podía morir de placer en ese instante, pero estaba seguro de que Mario no lo permitiría. Sería capaz de revivirlo con tal de llevarlo al límite una vez más, con tal de orillarlo al éxtasis porque algo que era más importante para Mario que su propio orgasmo y disfrute, era el de Baltimore.

PENUMBRAS S.B.O Libro 13 (Romance gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora