➛ 73. struggling

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Lia tenía razón al pensar que su alegría solo sería la adrenalina del momento

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Lia tenía razón al pensar que su alegría solo sería la adrenalina del momento. Reconciliarse con Klaus ciertamente estaba ayudando un poco, pero eso no iba a borrar toda la miseria que cargaba dentro.

Sabía que era su culpa. La forma en la que se derrumbó fue un suceso inevitable que estaba destinado a ocurrir algún día. Solo era cuestión de tiempo, y solo podía culparse a si misma por eso. Lia reprimía. Reprimía, reprimía y reprimía cada una de sus emociones. Las agarraba y las embotellaba muy dentro suyo. No era una sorpresa que llegara el día en que todo se desbordara. Solo se necesitó la muerte de Davina para que eso pasara. Siempre una muerte.

Lia se detuvo a mitad de las escaleras, observando el recinto. Klaus no estaba en la cama cuando despertó (despertar sola en su cama fue confuso durante los primeros diez segundos), y tampoco parecía estar en la casa a pesar de que todos los vampiros estaban reunidos allí.

Estaba considerando dar la vuelta y volver a la cama, pero sus ojos se clavaron en un vampiro especifico. Marcel estaba sentado en la mesa, con una botella de alcohol y la mirada perdida y triste. Él la debía estar pasando peor que cualquiera de ellos. A pesar de que Lia aún tenía sus dudas sobre el tipo, y realmente no le agradaba demasiado, no pudo evitar bajar e ir a sentarse con él.

Marcel la miró cuando ocupó la silla a su lado. Ella trató de darle una sonrisa, pero no fue una completa. Sonreír se volvía cada vez más difícil esos días.

—¿Cómo estás? —era una pregunta estúpida, porque por supuesto que estaba mal, pero era la base de todo, así que partiría desde ahí.

Al principio creyó que él no respondería, considerando como miró hacia abajo y le dió un trago a su bebida. Pasaron unos segundos hasta que finalmente habló;

—¿Te importa?

Lia se encogió de hombros —No hago nada que no quiera hacer. Entonces, ¿cómo estás?

Otra vez, el silencio los rodeó por un momento. Lia, que no tenía paciencia y ahora tenía ganas de una malteada, se arrepentía de no quedarse acurrucada en la cama. Pero eventualmente Marcel volvió a hablar.

—No lo entenderías —dijo sin mirarla, estando más interesado en la botella en su mano.

Bueno. Esa no era una respuesta aceptable. Si había alguien que entendía cualquier cosa sobre la muerte en esa habitación, era Liana Lynn Gilbert.

—Créeme, puedo —Marcel la miró con cierta curiosidad. Lia suspiró. Hablar de ese tema en ese punto exacto de su vida no era algo que la entusiasme, pero ella fue quien trajo el tema —Hace algunos meses, mi hermano pequeño fue asesinado. E incluso si él era solo mi hermano menor, desde que nuestros padres murieron siempre se sintió como mío, ¿sabes? Como si fuera mi responsabilidad. Mío para proteger —ella le dió una sonrisa triste —Tú y Davina no compartían un lazo biológico, pero ella era tuya. Lo entiendo. Y sé como se siente perder un vinculo como ese.

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⏰ Última actualización: 5 days ago ⏰

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