—Si tuviera una moneda por cada vez que me desmayo y despierto en una secta, tendría dos monedas —me quejo hacia Rafael, el cual ha venido estos últimos tres días a la misma hora a platicar conmigo—. Lo cual no es mucho, pero es muy extraño que me haya pasado dos veces.
Rafael ha conseguido que me quiten la cadena y me den una habitación decente en la casa de Fiona, donde soy prisionera y, hasta el momento, no he tenido el honor de volverla a ver. Mis únicas compañías son Abby, Bere y Clary, las cuales me visitan todos los días para traerme comida, explicarme como funcionan las reglas de la Casa Negra y tratar de lavarme el cerebro para que vea a Fiona Cooper como mi señora y salvadora. Todo hasta que Rafael llega por las tardes y plática conmigo hasta que me da sueño, así ha sido por tres días.
—Lo siento —me dice Rafael riéndose mientras cubre su rostro por la vergüenza—. Creo que es la primera vez que veo a un Snow haciendo un chiste.
—Sigo sin sentir que estoy relacionada a ellos —respondo abrazando mis piernas mientras inflo mis mejillas—. Quiero decir, es demasiado conveniente, ¿no lo crees?
—Lo es, un poco —responde Rafael y levanta un dedo—, pero es fácil de creer cuando sabes que mi madre tuvo que ver en ello.
—¿Crees que tu madre haya controlado mentalmente a mis padres biológicos para concebirme? —pregunto horrorizada y él vuelve a reír divertido por mi expresión.
—No lo creo, pero no hay que descartarlo —me dice señalandome y tiemblo por los escalofríos que eso me provoca.
—Suena muy aterrador todo esto —respondo quejándome y me cruzo de brazos, sintiéndome ofendida—. Son demasiadas cosas que debo procesar al mismo tiempo. Hace una semana, solo era una chica no-mutante adoptada, ahora resulta que no fui adoptada, sino que ocultaron mi existencia de la Casa Negra porque no querían que viviera con tantas reglas.
—No, lo ocultaron porque te habrían matado —responde Rafael y lo miro horrorizada—. Los mestizos están prohibidos, hay registros de que tienden a ser inestables y violentos, es por eso que la... ¿Cómo la llamas? ¿Casa Negra? Sí, la Casa Negra prohibió que los mutantes se enamorasen entre sí y, para evitar muchos problemas, se les asignan parejas no-mutantes a los 18, para que procreen y tengan hijos "puros".
—¿Y por qué mi mamá nunca la casaron? —pregunto confundida.
—Eso no lo sé, tal vez el Gobierno se dio cuenta que tener personas que lancen fuego por las manos no es una muy buena idea —responde Rafael rascando su mejilla—. Sinceramente, no conozco mucho sobre la Casa Negra, solo que son molestos y que tú eres la hija no legitima del actual líder. Ambos tenemos eso en común.
—¿También eres hijo de Vladimir? —pregunto confundida con una mano en mi boca por la sorpresa.
—No —responde riendo mientras sacude su cabeza y voltea hacia los lados—. Mi padre es el líder de una organización similar a la Casa Negra, se llama "Asociación de Superioridad de Poder", a diferencia de los Snow, ellos buscan liberar a los mutantes creando una sociedad apartada a la de los que no lo son. Son una bola de raritos con pésimo gusto, creo que has visto el uniforme de Jorge, el chico que siempre me sigue a todos lados.
—Me parece muy adorable —respondo sonriendo recordandolo siguiendo nervioso a Rafael, pero jamás entrando a mi habitación, quedándose afuera.
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Faraize
RomanceAngie, la hija adoptiva de una mujer con piroquinesis se ve envuelta en una lucha de poder, donde ella es el centro de un plan más que ella. Promesas del pasado, mentiras familiares, su origen, todas se convertirán en pesas sobre sus tobillos que la...