#27: El vínculo incomprensible

141 11 9
                                    

Rafael.

Morí. Morí y estoy en una realidad alternativa.

Los discípulos se ven molestos, pensando en que ella resultó ser la traidora que todos sospecharon. Adam se está tratando de convencer que sueña, aunque hasta acá se puede sentir el malestar instantáneo que produjo el anuncio de Vladimir. Por último, Gabriel parece totalmente confundido, casi furioso de no entender lo que sucede, admiro que es un poco divertido verlo tan frustrado. Yo solo me siento sorprendido porque no puedo ni quiero creer que Vladimir ha recontratado a mi madre.

La risa de mi madre rompe la tensión, a su lado, Vladimir parece romper su expresión seria y cubre su risa cómplice con su mano. Ambos parecen reír como un par de viejos amigos, noto que las mejillas de mi madre se encuentran rosadas, más importante, se ve más radiante que de costumbre, como si estuviera contenta. Sacudo mi cabeza, tal vez es mi cerebro viéndola genuinamente contenta por primera vez en mi vida solo porque llevaba mucho tiempo sin verla.

Alguien parece llamar a Vladimir, por lo que toca el hombro de madre, le dedica media sonrisa y se va sin decir una palabra, a lo que madre lo despide con un gesto vago de las manos. Puedo notar que la frustración de Gabriel sigue creciendo aún más, yo solo miro en shock la escena, si bien había estado oyendo historias de ambos en su juventud, no creía que todavía existía la confianza para que él le pudiese tocar el brazo sin, por lo menos, una mirada iracunda de Fiona.

—Deberían ver sus caras —ríe madre y aclara su garganta para verme con una ceja alzada—. Así le juegas una broma a alguien, Rafael, toma nota.

Maldita vieja, mis piernas están temblando aún.

—Madre, ¿qué hace aquí? —pregunta Gabriel, pretendiendo que él no se encontraba al borde del desmayo hace unos segundos.

—Soy una madre preocupada —responde ella con una mano sobre su frente, fingiendo sentirse débil—. Mi pequeño retoño de terracota va a competir contra metahumanos entrenados y tengo que asegurarme que no nos deje tan en ridículo como familia.

—Gracias por lo que me toca —respondo de mal humor y parpadeo aturdido, contento de lo que acabo de darme cuenta—. Espera, ¡¿no te ha contratado de nuevo?!

—Solo por esta noche —responde ella con un gesto de disgusto y suspiro decepcionada—. Y mañana, por supuesto. Resulta que, al ser calificada como amenaza menor, no he sido precisamente exiliada de este lugar y, al menos en nombre, mantengo mi antiguo trabajo. No planeaba venir, pero él me ha ofrecido un trato demasiado tentador como para negarme.

—¿Antiguo trabajo? —pregunta Adam, poniendo a sus discípulos detrás suyo.

—Solía ser su mano derecha —responde ella con una sonrisa maliciosa y me señala con sus manos—. Tal y como mi hijo pequeño será la de Faraize.

—¡¿Señorito Rafael?! —pregunta Jorge alterado y siento las aulas asesinas de todos irradiar en mi dirección.

—Es solo una formalidad —respondo suspirando cansado—. Angie necesitaba una mano derecha para participar y, en vez de dejarla en manos de desconocidos, accedí a tomar ese puesto. Aunque sólo es temporal, de ninguna manera ganaremos esto.

—Rafael —me llama mi madre dando un paso hacia mí, sonando demasiado seria, ignorando las quejas de todos y toma mi rostro en su mano, con suavidad—. Sé que suelo decir que eres un inútil y un flojo.

—¿Pero? —pregunto de forma casi retória, en los experiencia solo dirá algo como "y lo sostengo" para comenzar a reírse y darme un consejo falso que ni ella se cree.

—Pero eres un Cooper —responde y me sonríe de lado, levantando el dedo índice de su mano libre para señalar hacia el resto de la fiesta—. Incluso el peor de nosotros siempre será superior al mejor de ellos. Jamás lo olvides.

FaraizeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora